Los jefes de varias organizaciones humanitarias de la ONU advirtieron este lunes a la Asamblea General de Naciones Unidas que, a pesar del creciente número de civiles y trabajadores humanitarios que mueren en zonas de conflicto, los responsables quedan impunes «con demasiada frecuencia».
En una carta abierta con motivo del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, autoridades como el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus o el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, alertaron de que las muertes impunes de civiles y trabajadores humanitarios son el nuevo «status quo».
«Las brutales hostilidades que estamos presenciando en múltiples conflictos en todo el mundo han sacado a la luz una terrible verdad: vivimos en una era de impunidad», señala la misiva suscrita también por más de 400 oenegés como Cáritas o Médicos Sin Fronteras.
Los firmantes advirtieron que, si no se pone remedio, los efectos inmediatos de esta impunidad no sólo se limitarán a las zonas de conflicto, sino que a menudo «se extenderán mucho más allá».
Ante esta situación, instaron a los Estados miembros de la ONU a aprovechar su influencia para garantizar el respeto de las normas de la guerra y reducir al mínimo el sufrimiento humano.
El documento recordó que en 2023 el número de víctimas mortales entre el personal humanitario se duplicó en comparación con el año anterior, alcanzando las 280 muertes y haciendo de éste el año el más mortífero para este gremio hasta la fecha, según la Oficina de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios (OCHA).
El jefe de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, quien también suscribe la misiva, denunció que 207 empleados humanitarios de su organismo han muerto en los diez meses de guerra en Gaza, la que comenzó a principios de octubre.
Según los firmantes, la mayoría de estas víctimas forman parte del equipo nacional de las organizaciones humanitarias, con el personal femenino enfrentándose a riesgos a menudo mayores por el mero hecho de ser mujeres.
Advirtieron también que además de obstaculizar la ayuda humanitaria, estos ataques aumentan la inseguridad alimentaria, la desnutrición infantil, los desplazamientos involuntarios y la propagación de enfermedades infecciosas y otras amenazas para la población de las zonas en conflicto.
Por ello pidieron a las partes combatientes en conflictos activos que garanticen la protección total de civiles y personal humanitario y les recordaron que todo ataque en el que éstos mueran o resulten heridos constituyen «graves violaciones» del derecho internacional humanitario.
«La situación exige que adoptemos una postura unida para pedir la protección de nuestro personal, nuestros voluntarios y los civiles a los que servimos», concluyeron.
EFE