Ecuador entierra a la Unasur, a Kirchner y al «Socialismo del Siglo XXI»

Redaccion El Tequeno

La imponente sede de Unasur, «un elefante blanco» en el norte de Quito con una estatua del fallecido presidente argentino Néstor Kirchner a sus pies, volverá a manos ecuatorianas tras abandonar este país la organización.

El emblemático edificio poliédrico, de color blanco y negro, rodeado de piletas de agua a ras del suelo, que producen un sinfín de siluetas dependiendo del ángulo desde el que se mire, se encontraba hoy notoriamente vacío y con apenas unas decenas de funcionarios entre sus muros.

Ningún funcionario se prestaba a dar declaraciones a los medios de comunicación, y se escudaban en «las órdenes impartidas por la Presidencia ‘pro tempore'», de Bolivia, para impedir el acceso de periodistas al recinto.

Inaugurado en 2014 como símbolo de una nueva Latinoamérica que ya no existe, este «elefante blanco», como lo ha calificado en varias ocasiones el presidente Lenín Moreno, deberá retornar próximamente a la propiedad de Ecuador, después del anuncio hecho el miércoles por el mandatario de que denunciaría el Tratado Constitutivo de Unasur y pediría su restitución.

«En el Tratado Constitutivo se establece que si Unasur no funciona, se desintegra, el inmueble debe ser revertido al Estado ecuatoriano», aseguró a Efe el canciller, José Valencia.

Y así también lo reclamó el presidente ecuatoriano en un mensaje por cadena nacional en el que afirmó que «Ecuador puso mucho más de lo que tenía» en este fallido proyecto de integración.

«Entregó como sede un edificio de 40 millones de dólares. En lugar de destinar ese dinero a los jubilados, a los niños para educación, lo pusieron en un edificio que hace oda al despilfarro», criticó.

Diseñado por el arquitecto ecuatoriano Diego Guayasamín, la sede de Unasur, en la Mitad del Mundo, a unos 40 minutos del centro de Quito, costó 43,5 millones de dólares y fue inaugurada el 5 de diciembre de 2014, durante el mandato del expresidente Rafael Correa.

El antiguo dirigente, que gobernó entre 2007 y 2017, cedió el edificio para albergar la Secretaría General de un organismo que había recibido su inspiración de los gobiernos de izquierdas de la época como Venezuela, Bolivia, Brasil, Argentina e incluso Ecuador, bajo el paraguas del llamado «Socialismo del Siglo XXI».

El miércoles, al justificar su abandono, Moreno le echó la culpa a todos ellos de que Unasur hubiera perdido su cohesión y dejado de funcionar desde que en 2017 dejó la secretaría general el colombiano Ernesto Samper.

«Algunos mandatarios irresponsables se encapricharon por nombrar a sus amigos a esa Secretaría, nuevamente replicando los vicios del socialismo del siglo XXI. Por eso, en la práctica, las puertas de la organización se han cerrado», argumentó.

Y anunció que una vez que el edificio sea devuelto a Ecuador, la estatua de bronce del fallecido Kirchner, de más de tres metros de altura, será retirada porque no representa las aspiraciones de la ciudadanía ecuatoriana.

La talla de quien fuera el primer secretario general de Unasur, entre el 4 de mayo de 2010 hasta su fallecimiento el 27 de octubre del mismo año, la realizó el escultor argentino Miguel Gerónimo Villaba.

Refleja a un Kirchner algo informal, con la chaqueta abierta, el cuello de la camisa holgado y la corbata a un lado, aparentemente revoloteando por el impacto de una suave brisa, y en mocasines.

Una sonrisa hierática y un brazo izquierdo alzado al aire bajo un gran letrero de «Unasur», completan la imagen de «dirigente» de la que Ecuador quiere apartarse.

«La gran crítica que se hace a Unasur es su ideologización, y que eso obstruyó una adecuada dinámica de trabajo», explicó el ministro Valencia al ser consultado por Efe sobre si el edificio y la estatua de Néstor Kirchner no representan una ideología «anacrónica».

La crisis en la organización se inició en 2017 cuando los doce estados miembro no pudieron ponerse de acuerdo sobre un nuevo secretario general, que se agravó por los acordes disonantes sobre la crisis venezolana -sin que llegara a salir un solo documento de posición bajo el membrete de la Unasur-, y entró en fase crítica cuando, en abril de 2018, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú, suspendieron su participación y financiación.

El miércoles, Ecuador le puso el penúltimo clavo al féretro de una organización en la que quedan como miembros activos Uruguay, Guayana, Bolivia, Surinam y Venezuela.

Eso sí, a día de hoy, las banderas de sus doce miembros originales siguen ondeando a la entrada del edificio, seis a cada lado de un mástil central con los colores de la Unasur, bandera que será probablemente arriada en Quito este mismo año. EFE

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