Uno de los defectos comunes a muchos políticos que carecen de raigambre, es creer que son más importantes y perennes y que, hagan o deshagan, siempre recibirán el apoyo del colectivo.
Pero ese error común e inexcusable se desmorona cuando la población se da cuenta de lo arteros que son y de que les importa bien poco respetar la Constitución y las leyes, porque ellos creen están por encima de todo eso.
Para que la democracia pueda funcionar se requieren políticos que tengan principios y que estén dispuestos a jugarse el todo por el todo por la libertad.
Veamos y aprendamos del por qué un pueblo respeta y sigue a su líder, como ocurre en Ucrania con Zelensky. Esperamos que en Venezuela aún haya políticos que crean y luchen sin desmedro por recuperar la democracia y que no están dispuestos a acomodarse por magros beneficios temporales.
En la medida que estos últimos persistan, no cabe dudas de que el pueblo los reconocerá y les brindará su apoyo, mientras que aquellos que sólo se ocupan de sus intereses, más temprano que tarde caerán en la oscura noche del olvido. El pueblo no es bobo, recuerden eso, y más temprano que tarde terminará pasando factura a aquellos que viven bajo el paraguas del Régimen.