Un tribunal de Egipto sentenció hoy a tres años de cárcel a una youtuber, llamada Nabauiya Anush, por retransmitir en directo y publicar vídeos en sus redes sociales «realizando tareas domésticas con el fin de despertar los instintos sexuales», así como por «promover la inmoralidad».
EFE
En un comunicado, el Tribunal Económico de El Cairo anunció que decidió encarcelar a Anush por tres años y al pago de una de 100.000 libras egipcias (unos 3.300 dólares al cambio actual), además de ponerla bajo supervisión policial por otros tres años tras cumplir su pena en prisión.
La joven fue sentenciada por «promocionar la inmoralidad, el libertinaje y la indecencia pública», un delito vigente en Egipto desde la década de 1930 y que fue tipificado por las presiones de los sectores islamistas del Gobierno y del Parlamento de entonces.
Anush cuenta con varios canales en la plataforma YouTube, en los que aparece lavando platos, cambiando las sábanas y limpiando habitaciones en pijama y dejando al descubierto partes de sus piernas o brazos, algo considerado indecente por los sectores más conservadores de la sociedad egipcia.
La corte consideró que, en los vídeos, la joven «muestra sus encantos para aumentar el tráfico de su canal y así generar ganancias económicas», lo que representa una «violación de la Ley» y va «en contra de los valores, las costumbres y las tradiciones de la sociedad egipcia», según la nota.
Anush es la última influencer arrestada o encarcelada en Egipto, país que está llevando a cabo una campaña sistemática contra las creadoras de contenido que considera «inmoral», y que tiene como objetivo principal a mujeres jóvenes de los estratos sociales más pobres del país africano, denuncian varias ONG locales.
A principios de este mes, las autoridades egipcias arrestaron a otra influencer por «despertar los instintos sexuales» en sus vídeos.
Alrededor de una decena de influencers egipcias se encuentran en la actualidad entre rejas tras ser sentenciadas por cargos similares, algo que las organizaciones de derechos humanos consideran «muy preocupante» y otro nuevo ejemplo de la falta de libertad de expresión que existe en Egipto.