La incorporación de seis nuevos países a los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) compondrá un grupo más asimétrico, con una fuerte presencia del Medio Oriente petrolero y de regímenes autoritarios, bajo creciente liderazgo chino.
Arabia Saudí, Irán y Emiratos Árabes Unidos, como nuevos miembros, convierten al Golfo y los combustibles fósiles como ejes del grupo. A ellos se suman Egipto y Etiopia, representantes de África, pero cercanos al Medio Oriente.
Por último, Argentina podría sacar a Brasil de la soledad latinoamericana en un Brics ampliado o Brics +. Pero ese deseo se destina a la frustración, si las elecciones argentinas del 22 de octubre confirman el favoritismo del candidato ultraderechista, Javier Milei, el más votado en las votaciones primarias del 13 de agosto, con 30 % de los sufragios.
Milei, que se autodefine con “anarcocapitalista”, ya anunció su rechazo al grupo Brics. “No nos alinearemos a comunistas”, dijo en una charla a empresarios el 24 de agosto.
Asimismo la candidata de la derecha tradicional, Patricia Bullrich, cuyo partido Juntos por el Cambio obtuvo 28,27 % en las primarias, se opone al ingreso de Argentina en el Brics que tendrá como miembro a Irán, país acusado de responsabilidad en el atentado a bomba contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, que mató a 85 personas en Buenos Aires, en 1994.
Así que la adhesión de Argentina al Brics depende del triunfo electoral de Sergio Massa, candidato del actual gobierno peronista, que obtuvo 27,27 % de los votos en las primarias.
La incorporación de los seis nuevos “miembros plenos” solo se efectivará en el comienzo de 2024. Durante los próximos seis meses el Brics definirá cómo será el proceso, si las decisiones seguirán dependientes del consenso o por mayoría, o si habrá otros mecanismos decisorios.
La ampliación del grupo deberá proseguir. Había 23 candidatos antes de la XV Cumbre de los Brics, del 22 al 24 de agosto en Johannesburgo, en Sudáfrica, que determinó la ampliación selectiva y tuvo como ausente notorio al presidente ruso, Vladimir Putin.
La imposición de la geopolítica
“La geopolítica ganó, en desmedro de los derechos y el medio ambiente”, resumió Ana García, directora del Centro de Estudios e Investigaciones Brics, más conocido por su nombre en inglés, Brics Policy Center, vinculado al Instituto de Relaciones Internacionales de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro.
Ese carácter de la expansión del grupo quedó más evidente con la inclusión de Arabia Saudí e Irán, dos países de Medio Oriente cuyos conflictos se suspendieron por mediación de China.
Representan un mayor poder de decisión de la alianza entre China y Rusia, en el Brics+, evaluó Garcia, doctora en relaciones internacionales, que habló con IPS por teléfono desde Johannesburgo, donde participó de debates de representantes de la sociedad civil, en su mayoría africanos, en foros paralelos a la cumbre.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, intentó incluir los derechos humanos y sociales y el empoderamiento de las mujeres como cuestiones centrales del desarrollo de los países, en un discurso inicial.
“Fue una señal de que Brasil dificultaría la aprobación de Irán, el caso más complejo. Debió haberlo dificultado, pero perdió”, sostuvo García.
La participación de las organizaciones y movimientos sociales en los debates, incluso para oponerse a los proyectos financiados por el Banco del Brics, creado en 2014 y denominado Nuevo Banco de Desarrollo (NDB), será más difícil a partir de ahora, con más miembros dictatoriales y productores de hidrocarburos.
Ya era limitado desde que los gobiernos del grupo habían creado el “Civil Brics”, un foro de órganos académicos y gubernamentales, “oficialista y no de la sociedad”, según la investigadora.
Los movimientos presentes en Johannesburgo protestaron contra dos proyectos de “fuertes impactos ambientales, escasa transparencia y ningún espacio de consulta y participación”, una zona industrial en África del Sur financiado por China y un gasoducto de la empresa francesa Total y la china Cnooc, que cruza Tanzania y Uganda.
Brasil, excepción ambiental y social
“Brasil debe se destacar como excepción en un Brics que tiende para energías fósiles y con gobiernos menos permeables a las voces disidentes de sus sociedades. India con un régimen cada día más autoritario, tiene una sociedad civil que busca organizarse y África del Sur también tiene movimientos sociales de base, pero con dificultades para imponerse”, observó García.
En su opinión, tras conversas con colegas sudafricanos, debería reconstituirse el IBAS, el Foro de Diálogo entre India, Brasil y Sudáfrica, creado en 2003 y de actividades intensas en la década siguiente.
Sería un “subgrupo dentro del Brics para frenar o contraponerse al peso mayor de China en alianza con Rusia”. Hay ese deseo en la diplomacia brasileña, pero depende de los otros dos países, posiblemente favorecido por los conflictos de India en la frontera con China.
“Seria una esperanza de articulación del Sur global en un contexto de tensiones geopolíticas más amplias”, concluyó la investigadora del Brics Policy Center.
Esa XI Cumbre del BRICS ganó relevancia por el momento de cambios y hechos que afectan el destino del mundo. La ascensión económica alimentó sueños y temores de una hegemonía de China, la invasión rusa de Ucrania exacerbó disputas geopolíticas y una supuesta nueva Guerra Fría.
La ampliación del grupo de países dichos emergentes se considera un triunfo de China, en su esfuerzo de expansión en África, Asia y América Latina, además de nuevos papeles en los foros multilaterales.
El Nuevo Banco de Desarrollo tiene sede en Shanghái, una prueba del liderazgo que le toca a China desde el inicio del Brics. La capacidad de financiación del banco es limitada, pero se suma a otros bancos y empresas que impulsan grandes proyectos en los continentes del Sur.
Argentina, cuya incorporación se considera un triunfo de Brasil, se encuentra en una crisis económica que favorece los candidatos de la oposición, contrarios al BRICS, y agranda su dependencia en relación a China, su principal socio comercial y financiador de importantes proyectos argentinos.
El grave problema del Brics es tener sus rumbos dictados por las disputas geopolíticas, en desmedro de los grandes desafíos de la humanidad, como la emergencia climática, las guerras, las desigualdades sociales y la inseguridad social. Además apunta al debilitamiento de las democracias.
Los nuevos miembros, además de mucho petróleo y autoritarismos, obscurecen los criterios de su elección.
El grupo original juntaba países grandes y de fuerte crecimiento económico en 2001 que llevaron Jim O’Neill, entonces economista-jefe del banco estadounidense Goldman Sachs, a juntar Brasil, Rusia, India y China en la sigla Bric, como países destinados a un poder que alteraría el cuadro mundial.
El grupo se creó en 2009 e incorporó Sudáfrica en 2011. Pero solo China e India mantuvieron el crecimiento económico. Y ahora se amplia de una forma “sin lógica”, según el economista, que dijo estar “casi en el punto de decir que el Brics se acabó” en entrevista al diario brasileño O Estado de São Paulo de este viernes 25 de agosto.
Además de la mayoría de países del Golfo y alrededores, incluyó Emiratos Árabes Unidos, con escasos nueve millones de habitantes y países casi en quiebra, como Argentina y Etiopia, este por una guerra civil, cuya inclusión se debió a ser sede de la Unión Africana (UA).
ED: EG