Con ocasión del Bicentenario del 19 de abril escribí una carta pública al comandante Hugo Chávez Frías titulada “¡Presidente, vuelva al Cabildo” (24 abril de 2010). El destinatario murió. El mensaje quedó sin respuesta.
La misiva le planteaba, fundamentalmente, asumir la responsabilidad de su delicado cargo, lo cual implicaba, de modo prioritario, trabajar por la re-unión hacia el bien común de todos los venezolanos. Y luego de subrayar que dicho reencuentro nacional acarrearía alegría al país, destacaba que el llamado a la unión había sido lo medular de la petición de Jesús el Señor en la Última Cena y de Simón Bolívar en su postrer mensaje.
Once años han pasado desde entonces. Los ha perdido Venezuela en un continuo agravamiento de la crisis. Lo cual interpela principalmente a los primeros responsables de la marcha del país, comenzando por quienes ejercen de facto el poder, el comando de la Fuerza Armada.
La referida carta destacaba como manifestaciones y causas de la crisis las siguientes:
1.Venezuela ya no es una como se la soñó en 1810, ni como experiencia de convivencia. “Por lo menos a la mitad se la califica de apátrida y hasta de antipatriótica, decretándosela excluida del goce pleno de los derechos ciudadanos.
2.Venezuela tampoco es ya plural. Se busca imponer un modelo de “Estado socialista”, rechazado ya en 2007, inconstitucional, estatista, centralista, hegemónico masificante.
3.Venezuela ya no es ámbito de vida. Somos un país de hemorragia culpable. Destacado en el mundo por la violencia y la criminalidad. Con acentuada represión y radicalizada militarización.
4.Venezuela ya no es una nación en vías de desarrollo. Petrocapitalismo de Estado con liberalidades selectivas hacia afuera y populismo dentro. Deterioro y carencias sociales y económicas en función de un “Proyecto” de concentración y control.
5.Venezuela ya no es respetada en su alma e identidad. El socialismo del siglo XXI se erige como fin y criterio supremos. Se reformulan los símbolos, se rehace la memoria histórica y se decretan alianzas al margen de sentimientos nacionales y populares.
¿Qué significaba en 2010 la vuelta al Cabildo? La citada carta lo desarrolla en cuatro puntos, que prácticamente los sintetiza así al final:
“Volver al Cabildo exige, de modo prioritario y patente que asuma usted su responsabilidad de presidente de la República. Este delicado cargo implica la escucha y dedicación a todos los venezolanos, trabajando por su unión en pro del bien común nacional. Nada más contradictorio con ello, que la identificación, implícita o explícita –y, peor cuando se la exhibe– con solo un sector de la población, despreciando y marginando a los demás, con base en motivos ideológico-políticos, raciales, religiosos o de cualquier género”.
Al cabo de once años de esa carta, el doloroso acontecimiento de la pandemia viene a enmarcar el agudizado sufrimiento nacional, ¡Venezuela se nos muere! El reclamo de entonces se convierte ahora en grito. Y nos reta a nosotros, sus dolientes, a que nos unamos para enfrentar el ineludible desafío de su recuperación. El comandante Chávez eludió su responsabilidad histórica. A nosotros los venezolanos, comenzando por los que tienen mayores deberes, capacidades y posibilidades, nos toca enfrentarla hoy, en el bicentenario de la Batalla de Carabobo.
Ahora bien, el paso decisivo y consistente hacia la urgente unidad nacional corresponde darlo a quien la Constitución Nacional en su artículo 5 señala como soberano, poder originario de la República. Este, en manifestación libre y transparente de su voluntad, elegirá a quien decida confiarle la presidencia de la nación y la dirección del equipo gubernamental que lo acompañe en la recuperación y el progresivo desarrollo integral de Venezuela.
¡El Cabildo no debe esperar más! Este año Bicentenario de la Batalla de Carabobo ha de ser de reconstitución de la libertad y unidad de la nación. Dios nos conceda éxito en la tarea. Y José Gregorio Hernández, que ofrendó su vida al servicio de la vida, interceda para que los venezolanos respondamos eficazmente al imperativo de unir y recuperar solidariamente nuestro país.
Ovidio Pérez Morales