El hielo en los casquetes polares se reduce y aumenta el peligro para la vida de las especies, como el pingüino emperador (Aptenodytes forsteri), que al ritmo de calentamiento planetario actual estará casi extinguido en unas décadas, advirtió en su más reciente informe la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La predicción se basa en el análisis de imágenes de satélite de 2022 en el centro y este del mar de Bellingshausen, al oeste de la península Antártica, que mostraron la ausencia de hielo en los lugares de cría mucho antes de que los polluelos hubieran desarrollado plumas impermeables.
Esto habría producido la muerte de todos los polluelos de cuatro de las cinco colonias de pingüinos emperador conocidas, según la Encuesta Antártica Británica.
Sus hallazgos respaldan las predicciones de que más de 90 % de las colonias de pingüinos emperador estarán casi extintas para finales de siglo, según las tendencias actuales del calentamiento global.
Omar Baddour, jefe de vigilancia climática de la OMM, dijo respecto del informe que “la caída del hielo marino antártico este año ha sido realmente espectacular”.
“Lo que ocurre en la Antártida y el Ártico afecta a todo el planeta”, y la OMM testimonia que “hay una creciente preocupación por los rápidos cambios en la criosfera (superficie de la tierra donde el agua se encuentra en estado sólido): el deshielo del hielo marino, las capas de hielo y los glaciares”, añadió Baddour.
La extensión que ha alcanzado el hielo de la Antártida en el invierno austral de 2023 se encuentra en su punto más bajo desde que se tienen registros satelitales, superando por un amplio margen el mínimo anterior en esta remota parte del planeta, que tiene una extensión de 14 millones de kilómetros cuadrados, alrededor del Polo Sur.
Además, la extensión media mensual del hielo marino ha sido la más baja registrada desde 1945 en enero, febrero, mayo, junio, julio y agosto de 2023.
Según los datos preliminares del Centro Nacional de Datos sobre Nieve y Hielo de Estados Unidos, la extensión máxima se mantuvo por debajo de los 17 millones de kilómetros cuadrados por primera vez desde 1979.
Se trata de un millón de kilómetros cuadrados por debajo del anterior mínimo histórico de 2022, una superficie mayor que el tamaño de Egipto.
Esta ausencia de hielo está asociada a una temperatura de la superficie del mar, inusualmente cálida en todo el océano Austral, así como a una temperatura de la superficie atmosférica más cálida en gran parte de la Antártida oriental.
Según el Instituto Meteorológico Danés, que colabora con la OMM, “se trata de un acontecimiento extremo extraordinario”.
Los científicos de la Vigilancia de la Criosfera Global de la OMM investigan si esto forma parte de la variabilidad normal en torno al continente helado azotado por el viento, o si es el comienzo de un nuevo y preocupante estado como consecuencia del exceso de gases de efecto invernadero en la atmósfera y el océano.
El informe recuerda que la enorme extensión de hielo glaciar de la Antártida y la capa de hielo marino que la rodea son fundamentales para regular el clima, porque reflejan la energía solar hacia la atmósfera y el espacio.
En cambio, la superficie oscura del océano absorbe la mayor parte de la energía solar. Por tanto, menos hielo marino contribuye a aumentar las temperaturas, alimentando así un círculo vicioso.
“El déficit de hielo marino en la Antártida en 2023 tiene repercusiones directas sobre el clima y los ecosistemas, tanto cercanos como lejanos, incluso en latitudes más bajas, donde vive la mayor parte de la población humana”, insistió en advertir Petra Heil, experta de la Vigilancia de Criosfera de la OMM.
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IPS