Cuando la covid-19 se cobraba millones de vidas en India, su estado de Kerala, en el extremo sur del subcontinente, destacaba por sus bajas tasas de mortalidad, que los expertos atribuyen a la buena gobernanza de la pandemia, a un sólido sistema de salud pública y al fuerte apoyo de la sociedad civil.
Kerala, un estado de 35 millones de habitantes, se ha situado sistemáticamente por encima del resto de India en el Índice de Desarrollo Humano (0,84), con unos índices de alfabetización, esperanza de vida y derechos humanos comparables a los de los países desarrollados. Tiene una tasa de mortalidad infantil de 12 por 1000 nacidos vivos y una tasa de alfabetización femenina de 92,07 %.
Uno de los motivos de los altos índices de desarrollo de Kerala es su economía de remesas, ya que muchos de sus habitantes encuentran trabajo en el extranjero: se calcula que cuatro millones trabajan en los ricos países petroleros de Medio Oriente.
Como resultado, las remesas a Kerala de los migrantes alcanzaron una media anual de 715 789 912 millones de dólares durante el periodo 2004-2023.
Sin embargo, los mismos trabajadores expatriados se convirtieron en un lastre durante la pandemia.
Ello porque a medida que regresaban a casa, el gobierno regional tuvo que organizar una estricta vigilancia en sus cuatro aeropuertos internacionales, además de realizar un seguimiento sobre su cumplimiento de la cuarentena, localización de fuentes y rastreo para evitar que el virus se propagara en un estado densamente poblado (860 personas por kilómetro cuadrado).
Según Jaideep C. Menon, catedrático de cardiología de adultos y salud pública del Instituto Amrita de Ciencias Médicas de Kochi, una gran ciudad portuaria del estado, las medidas ordenadas por el gobierno estadal abarcaban a las personas, la comunidad, los sistemas de salud pública y los hospitales privados.
Organismos voluntarios
“Todos juntos. Las cocinas comunitarias gestionadas por los ‘panchayats (gobiernos municipales)’ garantizaban el suministro esencial de cereales, verduras, frutas, productos petrolíferos o medicamentos”, explicó el especialista. Además, dijo, hubo programas de concienciación dirigidos por grupos de autoayuda respaldados por el gobierno, como Asha y la agencia de voluntariado femenino Kudumbasree.
En particular, durante el cierre de actividades para contener el contagio, se aseguró la distribución de medicamentos esenciales, desde los tratamientos de la hemofilia a los tratamientos de todo tipo de cánceres, enviados mediante redes policiales a los centros de salud por remotos que fuesen.
Lo mismo sucedió con el suministro de radioisótopos, suministrados a los hospitales únicamente por el Centro de Investigación Atómica de Babha, transportados por vuelos fletados especialmente y trasladados por los receptores finales con ayuda de la policía.
Según Jaideep Menon, las fuerzas policiales demostraron ser un brazo eficaz de la respuesta del gobierno de Kerala a la covid-19, no solo para facilitar el traslado de artículos de primera necesidad, sino también para proporcionar una vigilancia eficaz, a fin de rastrear los contactos de los contagiados y la cuarentena, durante la primera fase de la pandemia, de marzo a noviembre de 2020.
Grupos como el Distress Management Collective India (Colectivo de Gestión de Socorro en India, DMCI en inglés) crearon una red de personas influentes de Kerala desperdigados por todo el mundo, para conseguir medicamentos, vacunas y equipos como concentradores de oxígeno para los pacientes de covid en la región, que los necesitaban con urgencia.
“Cuando recibimos los concentradores de oxígeno, los entregamos a personas con dificultades respiratorias en lugares remotos de Kerala», explicó Anil Jabbar, coordinador en el estado de la DMCI. “Las instrucciones sobre cómo calibrar y utilizar los equipos se facilitaron después a través de vídeos de teléfonos inteligentes para protegernos de posibles contagios”, añadió.
La coordinación corrió a cargo de Vinod Chandra Menon, miembro fundador de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA, en inglés) y antiguo director regional para Asia de la Sociedad Internacional de Gestión de Emergencias de Oslo.
“De hecho, el primer caso de covid registrado en la India fue el de una estudiante de medicina en Wuhan (la ciudad china donde se originó el virus causante), quien retornó a su hogar en en Kerala el 23 de enero de 2020″, explicó Vinod Menon.
“Lo instructivo fue la profesionalidad con la que las autoridades trataron el caso», dijo. La retornada no tenía síntomas, pero, basándose en su historial de viajes a China, se la colocó en una sala de aislamiento y se enviaron muestras de sangre e hisopos de garganta por avión al Instituto Nacional de Virología de Pune, una ciudad del oeste, que dieron positivo para covid.
“Estaba claro desde el principio que la detección precoz y la respuesta temprana eran el camino a seguir, y Kerala evitó un desastre mayor simplemente siguiendo el procedimiento operativo estándar que se estableció desde el principio», dijo Vinod Menon.
Al contrario que en la mayor parte de la India, la coordinación interdepartamental de Kerala fue excelente y llegó a todas las aldeas, porque supo articularse con las agencias de voluntarios y los grupos de ayuda a las mujeres, gracias al respaldo de las más altas instancias del gobierno regional.
El número de víctimas mortales por covid sique siendo controvertido en India, aunque algunas estimaciones lo sitúan en cinco millones. La Encuesta Nacional indica que solo entre el 1 de junio de 2020 y el 1 de julio de 2021 se produjeron 3,2 millones de muertes por el coronavirus.
En cambio, los datos de Kerala, incluso después de la segunda ola de contagios entre abril y marzo de 2021, sugerían «una propagación relativamente limitada, una mitigación bastante eficaz y una mejor vigilancia tanto de las infecciones como de las muertes que en la mayor parte del país», según Murad Banaji, profesor de matemáticas aplicadas en la Universidad de Oxford, que ha seguido especialmente la pandemia en este país de 1400 millones de personas.
A juicio del experto, ayudó que Kerala se hubiera preparado para la participación de la comunidad, la coordinación interdepartamental, la participación de los autogobiernos locales y la movilización social por parte de las agencias voluntarias, tras la experiencia que supuso responder a una inundación que devastó el estado en 2018 y a una epidemia del virus Nipah, que se transmite de animales a humanos y genera problemas respiratorios, en 2018-2019.
Sandhya Raveendran, responsable de vigilancia en el distrito de Kollam y subdirectora médica allí, afirmó: «Nos pusimos manos a la obra. Incluso antes de que se identificara el primer caso, ya estábamos preparados con simulacros y equipos de respuesta rápida, gracias al legado de la gestión de un brote de virus Nipah”.
Los equipos de recogida de muestras, formados por un médico, un enfermero o un técnico de laboratorio y un conductor, todos ellos provistos con equipos de protección individual, se desplegaron diariamente por rutas predeterminadas, previa notificación de los lugares que debían visitarse, detalló.
“La clave de la contención fue el establecimiento temprano de una vigilancia centinela mediante test PCR, seguida de la creación de laboratorios capaces de realizar pruebas precisas», afirmó Raveendran.
Los laboratorios se conectaron a una «plataforma integrada de información sanitaria» para informar en tiempo real de los resultados detallados, de modo que se pudiera actuar rápidamente sobre el terreno y los equipos especiales de respuesta rápida pudieran llevar a cabo investigaciones epidemiológicas.
A principios de marzo de 2020, el estado tenía el mayor número de casos activos de la India, pero utilizando la estrategia de rastreo, cuarentena, pruebas, aislamiento y tratamiento, en junio de 2020 Kerala logró mantener el número básico de reproducción (transmisión por persona infectada primaria a las personas infectadas secundariamente) en 0,454 frente a la media de la India de 1,225.
Liderazgo decisivo
“Lo que funcionó fue el liderazgo decisivo desde arriba en la creación de centros de mando en varios distritos bajo el administrador jefe de distrito, siguiendo las directrices del ministro jefe y el departamento de salud del estado”, dijo el catedrático Jaideep Menon.
Esto conllevó, además, que la salud ocupara el centro de atención durante un largo periodo de tiempo, tanto en los medios impresos como en los audiovisuales.
En resumen, dijo, “el enfoque proactivo de Kerala respecto a la cuarentena, la prevención y el control de la infección, el sólido sistema de salud pública del estado, que podía llegar a todos los hogares, y una comunidad capacitada y alfabetizada se unieron para combatir la pandemia”.
Según el académico de Kochi, la lección clave para el resto de la India es que debe establecerse un sólido plan de gestión de catástrofes con claridad sobre quién hace qué. Destacó que todos los estados de India contaban con agencias de voluntarios y autogobiernos locales, pero no los aprovecharon para intervenir de forma rápida y eficaz como lo hizo Kerala.
“Pandemias como la covid-19 son una posibilidad clara en el futuro, y por eso es importante que los gobiernos definan claramente el papel y el mandato de cada organismo de ejecución”, concluyó Jaideep Menon.
T: MF / ED: EG