Es tradicional el gran interés por el proceso de renovación electoral de las autoridades que, por diversas circunstancias, llevaban demasiado tiempo al frente de la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, con abrupta e inesperada interrupción fue suspendido en pleno desarrollo, lo cual representa un pésimo ejemplo por parte de la comunidad universitaria, para un país que se debate entre elecciones profilácticas para el cambio opositor y del Gobierno, con la sospechosa tergiversación por parte de quienes rigen y no ceden el poder.
Hemos sido testigos de un vergonzoso espectáculo protagonizado por “profesionales capacitados”. Un proceso de renovación de los mandos de representación, que debió ser dechado de grandeza, de ejemplar excelencia y muestra de eficiencia; resultó, un completo desastre, una catástrofe que refleja la incompetencia y falta de liderazgo de “pensadores” y “modelos”. Un acontecimiento triste que abruma de preocupación, por ser un mensaje inesperado de la “Casa que vence las sombras”.
Asombroso de un grupo calificado intelectual, del que se espera sea reflejo del país, -no lo es, al menos no de la Venezuela castro-madurista-. Alegaron inconvenientes técnicos, cuando, además, fue una falta de organización y planificación, por parte de los encargados del proceso electoral. Retrasos en la comunicación, fallas técnicas y problemas con el material, han apenado y ensombrecido un evento que, por sus características y tratándose de ejemplos del país, debió ser impecable.
Lamentable es constatar, quienes se erigen como reflejo, estén lejos de serlo. Y, en lugar de convertirse en un faro de conocimiento y sabiduría, demostraron un descuido en la organización y desgano en la planificación. Sus errores e imprevisiones, han sido la tónica de un proceso que ha dejado en evidencia su incompetencia.
La falta de capacidad demostrada y el escaso liderazgo, causan graves daños a la credibilidad, la confianza y auténtica democracia en la casa de estudios, la cual se supone, no solo la más grande y tradicional, sino también el vivo ejemplo a seguir. Han sido una suma de agravios involucrados, tanto en la adopción de métodos como en el suministro del material, generando degradantes colas y tediosas esperas humillantes.
Individuos considerados intelectuales de calibre, pero que han mostrado insolvencia para llevar a cabo un proceso electoral adecuado. Sus deficiencias causan perjuicios en la institución bastión de la excelencia académica. Sin embargo, en lugar de ser una guía a seguir, se ha convertido en un ejemplo de desorganización y fracaso.
Sin pasar por alto, que las insuficiencias, sean consecuencia del saboteo, interés político e infiltración en un ambiente de torpeza, corrupción y politiquería que caracteriza al castro-madurismo. Sin embargo, señalar la responsabilidad de la dirigencia universitaria, que permite oportunidad y suministra narrativa a los adversarios del voto manual, para imponer en la primaria ciudadana, al obediente sistema oficialista del CNE.
Inaceptable que líderes eruditos no sean competentes de llevar a feliz término un evento sencillo sin contratiempos. ¿Cómo podemos confiarles la formación de nuevas generaciones, a ineptos de realizar una tarea básica que no ofrece dificultad? Demostrando ser una vergüenza para la universidad y el país; porque proviene de quienes deberían ocupar un nivel de liderazgo y confiabilidad, para una población decepcionada y harta de promesas vacías.
El fiasco universitario es muestra del ocaso, la decadencia en la que estamos. Los ciudadanos merecen líderes honestos, competentes, confiables y comprometidos que resuelvan y trabajen en beneficio de la ciudadanía. No obstante, tanto el régimen como la oposición, han demostrado ser una decepción, y ahora vemos cómo incluso los profesionales capacitados son inhábiles de cumplir con su deber.
Es hora de exigir responsabilidad, rendición de cuentas y cumplimiento de la palabra empeñada, para quienes se pregonan como dirigentes intelectuales. Ya es suficiente de fracasos y excusas. La nación, necesita esta urgida de un cambio real, radical, profundo, y eso comienza, por dejar atrás a los que no están a la altura de las circunstancias.
Queda confirmado, la casa que vence las sombras y nos da luz, quedó tenue, a oscuras por la inexperiencia, ineficiencia y escasa capacidad de organización, que caracteriza a la oposición, al igual que, en la UCV, estuvo al descubierto. Este fracaso, que en realidad es un triunfo de la desorganización, torpeza e ineptitud, es otro trágico ejemplo de lo bajo en lo que hemos caído como sociedad.
@ArmandoMartini