El indignante silencio de Putin tras la matanza de los reclutas rusos

Redaccion El Tequeno

El revés sufrido por las tropas rusas esta Nochevieja sigue dando que hablar en Moscú. El bombardeo por parte del Ejército ucraniano a un edificio utilizado por las fuerzas rusas para alojar a sus soldados movilizados en la localidad de Makiivka, en la región de Donetsk, se ha convertido en una nueva fuente de polémica.

Mientras en todo el país se siguen rindiendo homenajes a los soldados muertos el Gobierno actualiza la cifra de bajas, que aumenta hasta las 89 víctimas mortales. Los frentes informativos se han dividido en dos. Por un lado, el que agrupa a las voces críticas con el Kremlin y denuncia el error de haber concentrado a 600 efectivos en un edificio hasta arriba de munición y explosivos. Por otro, el que culpa a los soldados atacados de haber delatado su localización al haber utilizado teléfonos móviles. Esta versión fue ayer corroborada por el propio Ministerio de Defensa de Rusia, que a través de su cuenta oficial en Telegram responsabilizaba del uso de teléfonos no autorizados durante la fatídica noche a los allí congregados. No conscientes de amenaza alguna, los soldados movilizados, en su mayoría de la región de Samara, a las orillas del río Volga, prepararon una pequeña celebración de Nochevieja y llamaron a sus familias para felicitarlas. Aquella noche, según fuentes oficiales de la Defensa rusa, cuatro misiles ucranianos lanzados desde un sistema de ataque norteamericano HIMARS (High Mobility Artillery Rocket System) impactaron contra el improvisado cuartel marcando un antes y un después en el transcurso de la ocupación rusa en Ucrania, bautizada por el Kremlin como «Operación Militar Especial».

Esta foto de satélite de Planet Labs PBC muestra los restos de una escuela de formación profesional en la ciudad de Makiivka
Esta foto de satélite de Planet Labs PBC muestra los restos de una escuela de formación profesional en la ciudad de Makiivka FOTO: PLANET LABS PBC AP

Margarita Simonian, redactora jefe de la cadena rusa RT, financiada por el Kremlin, pedía publicar los nombres de los comandantes rusos y su responsabilidad en el ataque sufrido. «Es hora de comprender que la impunidad no conduce a la armonía social. La impunidad conduce a nuevos crímenes. Y, por consiguiente, a la disidencia pública», denunciaba Simonian en su canal de Telegram. Al igual que la periodista, muchas voces críticas de diversos sectores de la sociedad y la política rusas han lamentado el error que ha provocado la tragedia.

El presidente ruso,Vladimir Putin, guarda silencio al respecto, mientras fuentes de Defensa confirmaban ayer el inicio de una exhaustiva investigación para aclarar los hechos. No se ha prodigado mucho el líder ruso desde el inicio de la guerra, hace ya más de diez meses. La multitudinaria conferencia de prensa celebrada anualmente por Putin fue cancelada hace escasas semanas y, ayer mismo, el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, informaba de una conversación telefónica entre Putin y su homólogo turco, Recep Tayyip Erdogan. Según Peskov, se había organizado para tratar el tema de la puesta en funcionamiento de la plataforma de gas ideada por ambos países. El mandatario turco no quiere dejar escapar la oportunidad para acercar las posturas de Putin y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, con quien también conversó en la tarde de ayer. Pocas horas antes, Putin ordenó a través de videoconferencia el despliegue de un buque de guerra equipado con los nuevos misiles de crucero hipersónicos rusos, rumbo a una misión por el océano Atlántico, el Índico y el mar Mediterráneo.

Unos 65.000 euros por muerto

El jefe del Kremlin se encuentra en una posición incómoda, tras haberse disparado las críticas por la falta de éxitos en la campaña de Ucrania. Ayer mismo, una asociación de viudas de soldados rusos solicitaba formalmente a Putin que ordene de manera inmediata una movilización a gran escala en el país para que ningún hombre pueda salir del mismo y acelerar la ofensiva en Ucrania. La presión sube cada vez más en el entorno del presidente, que no planeaba una guerra tan larga ni una lista de bajas tan extensa. Ayer se hizo oficial una comunicación del Ejército en la que se aseguraba que las compensaciones a las familias de los fallecidos en Ucrania se establecían en cinco millones de rublos (unos 65.000 euros), fijando tres millones de rublos (unos 39.000 euros) como compensación a los heridos en combate.

La guerra continúa en puntos tan candentes como la ciudad de Bajmut, en el este de Ucrania, donde las fuerzas rusas no logran tomarla sufriendo un gran número de bajas. Evgueni Prigozin, jefe del grupo paramilitar Wagner, se desplazó a uno de los frentes de combate, donde se encuentra desplegado un grupo de sus hombres. Allí no dudó en criticar el abandono que sufren los miembros de su grupo por parte del Ejército ruso. Prigozin, apodado como «el chef de Putin» aseguró que la dureza de los combates allí quedaba de manifiesto a diario, siendo necesarias semanas enteras para despejar una sola casa de las que allí se encuentran.

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