España se marcha de Qatar sin poder superar el que es su techo desde hace 12 años. Yugoslavia (1990), Francia (2006), Rusia (2018) y Marruecos han sido sus verdugos en esa ronda durante su historia
Tres días antes del segundo partido de la fase de grupos ante Alemania, Andrés Iniesta se dejó caer por el entrenamiento de la selección española en el complejo deportivo de la Universidad de Qatar. Andrés tiene ya 38 años, que son 18 más que los que cumplía Pedri al día siguiente (25 de noviembre). La que hoy es una de las estrellas del combinado nacional apenas podía mirar a la cara a quien ha sido su ídolo desde que tuvo uso de razón. Y eso pudo ser, más o menos, desde aquel Mundial de Sudáfrica 2010, cuando contaba con sólo siete añitos. Es la única vez que el canario, igual Gavi, Ansu Fati, Nico Williams, Yéremi Pino o Alejandro Balde, han visto a España pasar de octavos de final. Ellos, convertidos en actores principales en Qatar pese a su juventud, tampoco lograron salvar esa alambrada. Marruecos, igual que Rusia o Chile, verdugo en la fase de grupos de 2014, forman parte de esta insospechada leyenda negra que viene arrastrando la selección desde hace ya 12 larguísimos años, después de tres decepcionantes Copas del Mundo.
Sobre la hierba del Education City Stadium, tras la peor tanda de penaltis en la historia de la selección española, quedaron enterrados un puñado de sueños y esperanzas. Ilusiones que parecieron aflorar con aquel tremendo 7-0 inaugural ante Costa Rica, e incluso con la visita (a priori) talismán de Iniesta. Para desgracia de España, el reloj sigue sin detenerse. Desde el 29 de junio de 2010 (12 años y 4.543 noches), el combinado nacional no logra pasar de octavos de final. La última vez fue en Sudáfrica, sobre la hierba del estadio Green Point de Ciudad del Cabo, apartando a la Portugal de aquel Cristiano Ronaldo en plenitud con un gol de David Villa y una buena dosis de sufrimiento . Habrá que esperar al menos otros cuatro años para cortar ese afilado hilo. Nadie habría adivinado entonces que la distancia entre el cielo y el suelo sería tan pequeña.
Cualquiera diría que se trata incluso de una maldición. Desde aquel latigazo eterno de Iniesta en la final de 2010, España únicamente ha ganado tres partidos en sus tres Mundiales posteriores. En 2014 contra Australia (0-3), en un duelo ya intranscendente. En 2018 a Irán (0-1). Y en Qatar, a Costa Rica, con ese histórico 7-0 que resultó ser el principio del fin. Tres triunfos en 11 partidos. Sólo un 27% de éxito en sus aventuras. El resto: cinco empates (con dos tandas de penaltis fatales) y tres derrotas.
Leer más en El Mundo