El Mundo de España: Comienza la gran escapada de ciudadanos mientras el chavismo se atrinchera por la fuerza en Venezuela

Redaccion El Tequeno

«Bro (hermano), realmente no quiero irme, creí que esta vez sería diferente, que este Gobierno de mierda aceptaría su derrota. Quería ver cómo fluía todo, pero ahora con esta vaina de que están metiendo preso a cualquiera, y más a los que protestamos, me debo ir. No sé en qué momento esos locos llegarían a tocarme la puerta de mi casa». El relato es de Luis Gutiérrez, cocinero caraqueño de 24 años recién llegado a Europa, avanzadilla de lo que dirigentes opositores, expertos migratorios y países de la región consideran es, en ciernes, una gigantesca ola migratoria empujada por el megafraude electoral de Nicolás Maduro.

Por EL MUNDO DE ESPAÑA

Casi nueve millones de venezolanos ya se reparten por un centenar de países del planeta, aunque la gran mayoría, en torno a seis millones, vive en países sudamericanos. La mayor diáspora del planeta, por encima de sirios, afganos y ucranianos, según las cifras del Observatorio de la Diáspora Venezolana.

La Venezuela en el exterior siguió con activismo y entusiasmo la campaña electoral, porque fue precisamente la herida provocada por su salida el motor emocional que convirtió la candidatura de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado en un huracán político invencible. La líder opositora escuchó cientos y cientos de veces durante sus recorridos por la Venezuela profunda los gritos de las madres reclamando el regreso de sus hijos y de los jóvenes implorando porque no se quieren ir de su país.

Dos semanas después del 28-J, el golpe electoral del chavismo también les ha golpeado, y de qué forma, a todos ellos, a los de dentro y a los de fuera. «Si Maduro opta por aferrarse por la fuerza, por las malas, sólo podremos estar viendo una ola migratoria como nunca hemos visto: tres, cuatro, cinco millones de venezolanos (escapando) en muy poco tiempo», advirtió esta semana María Corina Machado.

Uno de ellos es el cocinero Gutiérrez, a quien el entusiasmo por el olor a cambio que se respiraba en las calles venezolanas le convenció para aguantar hasta después de las elecciones. Llevado por la arrechera (enfado), salió a protestar horas después del fraude cerca de la Avenida Bolívar, a donde acudió con los amigos del barrio, los de toda su vida. Llevó su propia olla, por algo es cocinero, y se sumó con fuerza a la cacerolada. Al rato los agentes chavistas les reprimieron para sacarles de la calle. Horas después, comenzó la cacería: los cuerpos de Inteligencia consiguieron las imágenes de una cámara pública.

El joven vendió las cosas de valor de las que disponía y, con la ayuda de su hermana, que ya vive en España, salió durante el fin de semana. El nudo en la garganta que le acompañaba hace días sólo se deshizo cuando el avión se elevó sobre el Mar Caribe.

Interés por emigrar

Y no será el único. La encuestadora Meganálisis midió en mayo el interés de los venezolanos por emigrar dadas las circunstancias nacionales y el falso «Venezuela se arregló» del régimen. La cifra es aterradora: el 41,1% de los venezolanos emigraría llegado el caso.

Las redes sociales exhiben la puesta a la venta de todo tipo de cosas, incluidas casas y autos, paso previo para dejar el país. También se buscan soluciones y se miden tiempos: la posible llegada al poder de Donald Trump «nos complicaría llegar a Estados Unidos. Ahora está difícil la frontera entre México y EEUU, pero prefiero lanzarme al Darién (la selva que separa Colombia de Panamá de camino a EEUU) que seguir en esta dictadura», descifró Jovenalys Rojas, de 23 años.

Los ojos criollos también están puestos sobre España, incluso sobre los planes de repoblar la España vaciada. Las preguntas sobre los trámites se han multiplicado en las últimas horas. La lucha opositora hizo crecer la esperanza como nunca, pero esta tiene un límite de tiempo para los venezolanos.

«Maduro ya declaró la dictadura, me voy a España la semana que viene. A vivir y a trabajar. Voy a dejar unos encargados y me voy de una, que me manden la plata. Allá tengo dos hijos, ya llevan un tiempo. A ver si puedo montar una empresita. Sólo quiero estar tranquilo y que los muchachos estudien», señaló a EL MUNDO Juan S., pequeño empresario y dueño de un bodegón de alimentos en Caracas.

Las cosas se mueven muy rápido en Venezuela, menos la más importante, el cambio de poder. Las autoridades exigen 220 dólares por el pasaporte, pero las prisas actuales ya suben los precios. Incluso se ha llegado a pagar 500 dólares. También se han disparado los precios de los pasajes aéreos, tanto al extranjero como para la frontera. La ruptura de relaciones con los países que han denunciado el fraude electoral de Maduro ha provocado la cancelación de los vuelos a esos países y la consiguiente contracción de la oferta.

«Yo calculo que a mediados de septiembre, tal vez en octubre, vamos a comenzar a ver una nueva oleada de venezolanos huyendo por la frontera con Colombia y en busca de Estados Unidos. De momento tenemos cierta esperanza, pero la hay… Muchos de ellos han probado en otros países y prefieren intentar la aventura del norte. Quieren ir allí, sea como sea», describió para este periódico Ronald Vergara, director del albergue de Hermanos Caminantes, en Pamplonita, a media hora de la frontera entre Venezuela y Colombia. Durante años, este albergue abasteció a los emigrantes más desamparados que buscaban una nueva vida. Vergara asegura que ahora la cooperación ha desaparecido y que Colombia no está preparada para lo que se avecina.

«Lamentablemente hemos observado en la región un cambio de las políticas más solidarias que se evidenciaron al inicio del éxodo masivo venezolano en 2017 hacia políticas de cierre, de seguridad y de exigencias de visas, como en el caso de Chile, Perú y Ecuador, por mencionar algunos», advirtió a EL MUNDO María Gabriela Trompetero, investigadora de temas migratorios de la Universidad de Bielefeld.

Es el caso de Colombia, que con 2,9 millones de emigrantes del país es el primer país de acogida, seguido por Perú (1,8 millones) y un grupo que se mueve entre medio millón y 600.000 emigrantes, como Brasil, Chile, Ecuador, Estados Unidos y España.

«Colombia dio una gran muestra solidaria con la regularización de dos millones de venezolanos a través del Estatuto Temporal de Protección, pero no ha expandido los plazos de este permiso y sigue manteniendo, al igual que la mayoría de los países, regímenes de refugio arcaicos que no están respondiendo de forma adecuada a las necesidades de protección internacional, como lo estipula la definición extendida de refugiado de la Declaración de Cartagena», concluyó Trompetero.

La estimación del Gobierno chileno es que entre 200.000 y 300.000 venezolanos pueden llegar en los próximos meses, «cerca de un 10% del total», afirmó Manuel Monsalve, subsecretario de Interior, asustado ante el impacto que viene.

Como Raúl Mulino, presidente panameño, consciente de que el megafraude de Maduro «agravará la crisis migratoria en el Hemisferio». Panamá y EEUU ya trabajan en el Darién para limitar la salida de emigrantes, que en lo que va de año suman más de 200.000, el 66% venezolanos.

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