La caravana de la libertad desembarcó este sábado en Barinas, la tierra natal de Hugo Chávez, y volvió a desbordar sus calles cuando sólo faltan 22 días para las trascendentales elecciones presidenciales. Una demostración de apoyo popular en la emblemática cuna de la revolución sólo vista con la irrupción del propio comandante supremo a finales del siglo pasado.
Barinas fue el lugar elegido para la primera gran concentración de campaña oficial fuera de Caracas del tándem María Corina Machado / Edmundo González Urrutia. Esta tierra llanera sufre como el resto de la Venezuela profunda el fracaso económico y social de la revolución bolivariana.
«Es un hombre que tiene todas las cualidades que necesitamos para que sea un gran presidente. Quiero agradecer a Edmundo y a su familia porque esto no ha sido una decisión fácil», clamó Machado tras levantar la mano de quien lidera las encuestas, con el doble de los apoyos que Nicolás Maduro, pese a ser un absoluto desconocido hace apenas dos meses.
Nada fácil, por supuesto, como vive a diario la oposición y el propio candidato, quien sí pudo volar hasta Barinas (Machado está vetada en las aerolíneas) en Conviasa, la compañía aérea del Estado. Uno de sus funcionarios amenazó al embajador González Urrutia cuando subía al avión, mientras otros chavistas preparados para la ocasión le insultaban ya a bordo del aparato. El diplomático ni se inmutó.
La persecución se prolongó en el viaje por tierra de Machado y su equipo, que intentó repostar en una gasolinera a la que le cortaron la energía eléctrica. Todo en balde: la llamada de María Corina volvió a reunir a miles y miles de venezolanos que sueñan con el cambio.
El despliegue de fuerzas policiales para impedir la llegada de los barineses hasta el lugar de concentración también fracasó: los ciudadanos eludieron los controles, subidos en camiones para el ganado, incluso se enfrentaron a las fuerzas chavistas, como quedó reflejado en varios vídeos que se hicieron virales en las redes sociales.
«¡Somos más, en Barinas y en toda Venezuela! ¡Vamos a ganar!», redondeó el candidato, que contó con el respaldo del dirigente de Voluntad Popular Freddy Superlano, ganador de las elecciones regionales de 2021 en Barinas, pero a quién el gobierno inhabilitó de forma exprés ante la contundente derrota de uno de los hermanos de Hugo Chávez.
Mientras las detenciones de dirigentes y activistas se repetían en distintos puntos del país, el chavismo prosiguió su campaña, reducida a demostraciones orquestadas con dinero público y funcionarios, sin apenas fervor popular. Maduro, quien asegura que combate el odio con sus demostraciones de «amor», atacó con saña al tándem democrático: «Aquí no viene ni el viejo decrépito del capitalismo salvaje (por González Urrutia) ni la vieja decrépita de la ideología; aquí lo que viene es más socialismo y revolución», aseguró el mandamás chavista.
«Ellos dicen que van a cobrar, pretenden contratar paramilitares en Colombia para venir a asesinar al pueblo», acusó una vez más el «conductor de victorias» sin aportar una sola prueba. En los últimos días, el gobierno también señaló a opositores por querer destruir un puente y por intentar cortar el cable submarino que une la isla Margarita con el continente, por el que se suministra la energía eléctrica.