El nuevo brote de ébola declarado en el noroeste de la República Democrática del Congo (RDC) el pasado 23 de abril registró ayer, miércoles, su tercer caso después de que los dos primeros ya fallecieran, confirmó hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Las autoridades sanitarias del Ministerio de Sanidad de la RDC confirmaron un tercer caso de ébola en Mbandaka -donde se desató el brote y capital de la provincia noroccidental de Ecuador- el 4 de mayo», afirmó este jueves la OMS en Twitter.
Según la organización, se trata de un varón de 48 años y es un «contacto de alto riesgo» del primer paciente, un hombre de 31 años que falleció el pasado 21 de abril después de sangrar persistentemente y presentar algunos síntomas propios de la enfermedad, como fuertes dolores de cabeza y fiebres.
De acuerdo con la OMS, se han rastreado hasta el momento 444 contactos y 353 personas han sido vacunadas (entre ellas 253 contactos) con la vacuna experimental rVSV-ZEBOV (aprobada en 2019 en Estados Unidos y la Unión Europea).
A pesar de que la preparación del país para hacer frente a la enfermedad es mejor que en el pasado, la OMS advirtió la pasada semana del riesgo de propagación porque el área afectada está muy conectada con la capital congoleña, Kinshasa, y con países vecinos.
El segundo caso de este brote, el decimocuarto que sufre la RDC, fue una mujer de 25 años, cuñada del primer fallecido, que murió el pasado 25 de abril también en Mbandaka.
Se trata de los primeros casos de ébola registrados en la RDC desde que la OMS anunciase el 16 de diciembre de 2021 el fin del decimotercer brote de la enfermedad en el país, que provocó once casos y seis muertos en la provincia nororiental de Kivu del Norte.
Desde 2018 hasta 2020, el noreste de RDC -incluyendo las provincias de Kivu del Sur, Kivu del Norte e Ituri- vivió su peor brote de ébola, con al menos 2.299 muertos, según cifras de la OMS.
Desde 2014 a 2016, el ébola causó la muerte de unas 11.300 personas en África occidental -incluyendo Guinea-Conakri, Liberia y Sierra Leona-, en la peor epidemia de la enfermedad en el mundo, si bien la OMS advirtió que estas cifras pueden ser conservadoras.
La enfermedad, descubierta en 1976 en la RDC -entonces llamada Zaire-, se transmite por contacto directo con la sangre y fluidos corporales de personas o animales infectados.
Esta fiebre causa hemorragias graves y puede alcanzar una tasa de mortalidad del 90 %, mientras sus primeros síntomas son fiebre repentina y alta, debilidad intensa, y dolor muscular, de cabeza y de garganta, además de vómitos.