El gobernante venezolano Nicolás Maduro está recibiendo una golpiza esta semana en la Asamblea General de Naciones Unidas, ante reiteradas menciones por parte de sus detractores de que su régimen perpetró un fraude electoral en las elecciones presidenciales, y el silencio ante éstas acusaciones de sus aliados más importantes.
Por El Nuevo Herald
Los discursos pronunciados en el encuentro de la ONU han extendido los reveses sufridos por el régimen en el campo internacional, en la medida en que un creciente número de países cuestionan el anuncio formulado por el régimen venezolano de que Maduro ganó la elección del 28 de julio.
El martes, el presidente estadounidense Joe Biden aprovechó su discurso ante la Asamblea General para enfatizar ese punto, describiendo la votación en contra de Maduro como el más reciente capítulo en la lucha de los pueblos por alcanzar la libertad. “Lo he visto en todo el mundo: los valientes hombres y mujeres que pusieron fin al apartheid, derribaron el Muro de Berlín y hoy luchan por la libertad, la justicia y la dignidad.
Vimos ese recorrido universal hacia los derechos y la libertad en Venezuela, donde los votantes emitieron su voto por un cambio que no se puede negar”, declaró el gobernante estadounidense. El presidente chileno Gabriel Boric, quien pese a ser un dirigente de izquierda lleva ya meses criticando el autoritarismo de Maduro, también aprovechó su discurso para instar a sus pares a adoptar una postura más firme ante los eventos de los últimos meses en Venezuela.
“Estamos frente a una dictadura que pretende robarse una elección, que persigue a sus opositores y que es indiferente al exilio de millones de sus ciudadanos”, dijo Boric.
“Se requiere una salida política a esta crisis, que reconozca el triunfo de la oposición en las elecciones y que lleve adelante una transición pacífica a una democracia en forma”. Posturas similares han sido adoptadas por otros mandatarios presentes en el encuentro internacional, incluyendo al presidente paraguayo Santiago Peña, quien dijo que el pronunciamiento emitido el día de las elecciones por el régimen “ignoró la voluntad del pueblo”. Maduro, quien enfrenta cargos penales en Estados Unidos por su presunta participación en operaciones de narcotráfico, decidió no viajar a Nueva York para participar en la Asamblea Nacional.
El jefe del régimen bolivariano también enfrenta acusaciones por crímenes de lesa humanidad ante la Corte Penal Internacional.
El canciller venezolano Yván Gil tiene previsto pronunciar un discurso en la tarde del miércoles. La lluvia de críticas que recae sobre el régimen venezolano contrasta con el silencio de quienes hasta hace muy poco eran considerado como sus principales aliados en la región, los presidente de Brasil y de Colombia, cuyos países podrían verse directamente afectados de producirse un nuevo éxodo de migrantes venezolanos de no haber una rápida solución de la crisis.
Muchos temen que ese escenario es una amenaza real ante encuestas señalando que un 40% de la población ya estaría considerando irse si Maduro permanece en el poder más allá de este año.
Pero en vez de utilizar sus discursos para instar a sus pares actuar con celeridad para evitar que un nuevo tsunami de migrantes venezolanos inunde la región, el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva y su par colombiano Gustavo Petro optaron por guardar silencio en vez de salir a cuestionar en público a Maduro.
Los gobernantes prefirieron criticar a Israel por sus acciones en el conflicto bélico que mantiene en Gaza y el Líbano. Más de ocho millones de venezolanos ya han salido del país sudamericano en los últimos años para escapar del colapso económico y la persecución política que atribuyen al régimen socialista de Caracas.
Los discursos pronunciados en la ONU también hicieron referencia a la nueva ola de represión emprendida por el régimen, que ha conducido al arresto de más de 2,500 personas y la muerte o lesiones de decenas de disidentes.
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