El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, viajará la próxima semana a Japón para presentar los resultados de la evaluación de la entidad sobre el plan para verter al océano agua radiactiva tratada de la accidentada central nuclear de Fukushima.
Grossi estará en Japón entre el 4 y el 7 de julio, informó el Gobierno nipón en un comunicado. Durante esos días se reunirá con altos funcionarios japoneses y visitará la planta del noreste del país, devastada a raíz del terremoto y tsunami de 2011, en cuyas inmediaciones inaugurará una oficina del OIEA.
Está previsto que miembros del equipo del organismo que han realizado los análisis se estacionen en dicha sucursal en el momento en el que comience el vertido, cuya fecha está aún por determinar.
Durante la visita, se espera que Grossi se reúna con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, para entregarle los resultados de la evaluación y que participe al final del viaje una rueda de prensa para hablar públicamente sobre el documento.
El Gobierno de Kishida analizará la evaluación del OIEA antes de tomar una decisión definitiva sobre cuándo comenzar con la descarga, con la vista puesta en comenzar este verano.
El OIEA lleva dos años examinando la seguridad del plan anunciado en 2021 por el Gobierno japonés y la empresa propietaria de la damnificada central atómica de Fukushima Daiichi, TEPCO, para verter en aguas del Pacífico toneladas del agua usada para enfriar los reactores dañados, que quedó contaminada y ha sido depurada para eliminar la mayoría de los isótopos radiactivos, salvo el tritio.
El Gobierno japonés y TEPCO tomaron esta decisión ante la incapacidad de seguir almacenando el agua en tanques instalados en terrenos de la central, por la falta de espacio físico.
Los responsables del proyecto defienden la seguridad del vertido. Las aguas contaminadas son tratadas en el denominado Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos (ALPS, por sus siglas en inglés), capaz de eliminar todos los materiales radiactivos salvo el tritio, un radioisótopo del hidrógeno que también se genera de forma natural en la atmósfera y no es nociva en bajas proporciones.
El líquido depurado será además mezclado con agua marina para reducir aún más su concentración de tritio antes del vertido, hasta situarla en un nivel unas cuarenta veces inferior al tope fijado por el Gobierno de Japón para el agua potable y 1/7 del máximo fijado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El OIEA ha llevado a cabo una evaluación integral del plan, desde los aspectos técnicos al análisis en múltiples laboratorios globales de muestras del vertido, con el fin de comprobar si cumple con los estándares consensuados a nivel internacional sobre seguridad para el ser humano y el medioambiente. EFE