Nueve días después del fuerte terremoto que sacudió el sureste de Turquía y el norte de Siria, las autoridades turcas siguen sin poder identificar a 291 niños del total de 1.362 menores de edad no acompañados registrados hasta ahora como supervivientes del sismo.
”Actualmente tenemos registrados 1.362 niños no acompañados. De ellos, 369 fueron identificados por sus familias y entregados a las mismas”, declaró este martes la ministra de Familia y Servicios Sociales, Derya Yanik.
Añadió que 792 menores están siendo atendidos en diversos hospitales, mientras que otros 201 han sido alojados en instituciones de su ministerio.
”Hemos identificado a 1.071 de estos niños. Aún no se ha determinado la identidad de 291″, preciso.
Tras recordar que en el terremoto de 1999 hubo niños secuestrados para diversos fines, incluido el tráfico de órganos, las autoridades han instado a la población a que entreguen a funcionarios del Estado a los menores que encuentren sin acompañante, y no a personas que afirmen ser parientes cercanos.
Los terremotos de 7,7 y 7,6 grados de magnitud que azotaron a Turquía y Siria el pasado día 6 han causado más de 35.000 muertos y más de 80.000 heridos, lo que los convierte en los más letales de la región en más de un siglo.
El trauma de los niños sobrevivientes
Serkan Tatoglu logró salvar a sus cuatro hijos del violento sismo que destruyó su casa en el sureste de Turquía. La familia se encuentra ahora segura, pero su hija de seis años no para de preguntarle: “Papá, ¿vamos a morir?”.
La provincia de Kahramanmaras — 1,1 millones de habitantes antes del sismo — tiene desde hace unas semanas aires de película apocalíptica, con sus edificios derrumbados, el sonido de las sirenas de las ambulancias y los ataúdes colocados al borde de las carreteras.
Son escenas aterradoras para los niños que sobrevivieron al sismo del 6 de febrero con saldo de 32.000 muertos en Turquía, según un balance aún provisional.
“Mis hijos resultaron gravemente afectados por el sismo”, dice a la AFP Serkan Tatoglu, cuya mujer e hijos de 6, 11, 14 y 15 años hallaron refugio en una aglomeración de carpas construida al lado de un estadio en la ciudad de Kahramanmaras.
“Perdí a diez miembros de mi familia. Mis hijos no lo saben, pero la más pequeña está traumatizada por las réplicas. No cesa de preguntarme ‘Papá, ¿vamos a morir?’”, dice.
“No quiero mostrarles cadáveres. Con mi mujer, los abrazamos y les decimos que todo va a mejorar”, dice.
Hilal Ayar, de 25 años, está muy preocupada por su hijo de siete años, Mohamed Emir: “No está bien mentalmente, no logra dormir”.
“Políticas de urgencia”
Sueda Deveci, psicólogo miembro de la rama turca de la ONG Doctors Worldwide, enviado a Kahramanmaras, trabaja con los padres, quienes también están traumatizados.
“Una madre me confesó: ‘Todo el mundo debe ser fuerte pero yo no puedo hacer nada, no puedo ocuparme de mis hijos, ni siquiera tengo ganas de comer’”.
Algunos niños parece que aún no toman conciencia del terremoto, afirma, mientras tres de ellos dibujan a su lado.
“No hablo mucho del terremoto con ellos. Los ponemos a dibujar y veremos hasta qué punto eso se verá en sus dibujos”, indica.
“Políticas centradas en los niños deben ser elaboradas con urgencia”, exhorta Esin Koman, especialista en protección de los derechos infantiles, quien trabaja ahora en la provincia de Kahramanmaras.
Según ella, los niños se adaptan más rápido que sus padres, pero hay que hacer lo necesario para que superen esta prueba.
El psicólogo Cihan Celik compartió en Twitter un mensaje que recibió de un chofer de ambulancia voluntario enviado a la zona del sismo.
Durante la evacuación, varios niños fueron presa de angustia. “Los niños heridos preguntaron en varias ocasiones en el camino ‘¿Dónde está mamá, dónde está papá? ¿Ustedes nos están secuestrando?”’.
(Con información de EFE y AFP)