Alrededor de cien militares custodian la zona donde se encuentra la que podría ser la última estatua de Hugo Chávez en Venezuela. Sin cabello, con el brazo derecho arriba y apuntando al cielo, el monumento en honor a Chávez se erige en el estado de Nueva Esparta. Desde la madrugada del lunes, tras el anuncio del CNE que proclamó a Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales, miles de ciudadanos han salido a las calles a protestar, expresando su descontento con los resultados. Como muestra de su indignación, han derribado cinco estatuas del comandante.
“Mi comandante se queda, se queda”, se escucha en uno de los videos que circulan en redes sociales, en el que se ve a la Fuerza Armada Nacional del estado de Nueva Esparta custodiando el monumento del militar que dio inicio a la revolución bolivariana. Hasta este jueves, se han reportado ataques contra cuatro estatuas a lo largo de la semana. La primera fue derribada en la avenida Shema Saher de Coro, en el estado de Falcón, al norte del país. La segunda en la Plaza Urdaneta, en el estado de Guárico. La tercera fue destruida en la Plaza Bolívar del estado portuario de La Guaira. La cuarta se registró en Mariara, en el estado central de Carabobo, donde la estatua fue decapitada y su cabeza arrastrada por motoristas. La última ocurrió en la localidad de Las Tejerías, en el estado de Aragua, en la región centro-norte de Venezuela.
“Fueron a atacar al comandante Chávez, al comandante presidente, el mejor presidente que ha tenido Venezuela en 150 años”, dijo Nicolás Maduro en una alocución televisada este lunes. Maduro desestimó el simbolismo detrás de esas acciones, atribuyéndolas a “enviados de la oposición”. Sin embargo, los derribos de las estatuas no parecen haber sido organizados por ningún grupo específico. El fiscal general, Tarek William Saab, también restó importancia a los incidentes, refiriéndose a ellos como “pequeños focos violentos”. También dijo que alrededor de 800 personas han sido detenidas durante las protestas.
“Maduro logró, con su conducta y comportamiento antipopular, que ese pueblo que tanto amaba a Chávez sea hoy el que derribe sus estatuas y salga a protestar contra su supuesta reelección”, dijo Yeni Parra, una ciudadana de Caracas al preguntarle sobre su opinión del derrumbe de las estatuas en una entrevista en un canal televisivo de Venezuela.
Los monumentos a Chávez comenzaron a erigirse en distintas partes del país después de su fallecimiento en marzo de 2013, incluso en contra de sus propias palabras pronunciadas en una de sus alocuciones en el programa ¡Aló, Presidente! “Les ruego que mi nombre no se lo pongan a nada”, exhortó Chávez el 3 de agosto de 2008. “No, no, no. Nada de calle Hugo Chávez, nada de puente Hugo Chávez. ¡No, por el amor de Dios, eso trae mala suerte! Hay que ponerles a esas estructuras los nombres de los próceres de la Independencia”, añadió el entonces mandatario venezolano.
Sin embargo, sus palabras no siempre coincidieron con sus acciones, ya que, a lo largo de casi 14 años en el poder, incentivó o permitió la creación de un culto a su personalidad. No es la primera vez que los símbolos del chavismo son atacados en respuesta a una indignación colectiva. Algo similar ocurrió en 2017 y 2019, en varias regiones que hasta hace poco eran considerados bastiones electorales del chavismo.