El papa Francisco reiteró su intención de viajar a China y de visitar el santuario de Nuestra Señora Auxiliadora de Sheshan, en Shangái, y comentó que tiene una imagen de esta virgen en su residencia, en la casa Santa Marta, en el Vaticano.
EFE
«Tengo ganas, sí”, dijo en una entrevista concedida a la Provincia de China de la Compañía de Jesús y publicada este viernes por los medios vaticanos.
En este país, afirma, «le gustaría encontrarse con los obispos y con el Pueblo de Dios, que es tan fiel, y que le ha pasado tantas cosas y mantuvo la fidelidad”.
Una posible visita a China del papa llegaría solo después de una invitación formal de Pekín, con quien el Vaticano aún no tiene relaciones bilaterales.
El Vaticano y China no tienen relaciones diplomáticas desde 1951 pero en estos años se han producido algunos acercamientos, como la firma de un acuerdo en septiembre de 2018 y que ha sido renovado en dos ocasiones, para concordar las ordenaciones episcopales.
Ese acuerdo había sido considerado un primer paso para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y, sobre todo, para unificar la Iglesia católica en China, que se dividía entre los obispos afines a las autoridades y los que estaban considerados como una iglesia clandestina.
En la entrevista afronta otros argumentos cómo la organización de sus múltiples actividades, y asegura que es necesario saber delegar. “Si uno quiere hacer todo, la cosa no funciona”, sentencia.
Y agrega la importancia de la colaboración, la escucha y las consultas antes de tomar decisiones. “No tengo secretos, hago lo que tengo que hacer ayudado de todos”, sostiene.
“Las críticas siempre ayudan: aunque no sean constructivas, ayudan siempre porque lo hacen a uno reflexionar sobre el modo de actuar”, comenta Francisco.
Respecto de los retos de su pontificado, el papa se refiere al poder conseguir que cesen la guerras en Ucrania, Myanmar y Tierra Santa. “Yo siempre trato de resolverlos con el diálogo, y cuando no resulta, con la paciencia y siempre con el sentido del humor”.