El Sistema busca un récord Guinness: la Marcha eslava será interpretada por 12.000 músicos

Redaccion El Tequeno

El concierto de aquel sábado 7 de abril de 2018 marcó el camino. En el Poliedro de Caracas, 10.701 jóvenes pertenecientes al Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela se reunieron en un homenaje de despedida a José Antonio Abreu, su fundador, fallecido el 24 de marzo de ese año. Un encuentro que se organizó en apenas una semana y que convocó a músicos de la Gran Caracas.

Fue durante esa semana que Eduardo Méndez, director ejecutivo de El Sistema, y el equipo que lo acompaña, se plantearon la posibilidad de contactar a Guinness World Records para certificar aquella reunión de ejecutantes como la orquesta más grande del mundo, un título que desde el 1° de septiembre de 2019 ostenta la agrupación de 8.097 músicos que interpretó en San Petersburgo, Rusia, el himno nacional de ese país.

Pero no había tiempo para presentar toda la documentación requerida para aplicar a un intento de récord. «Te piden llenar formularios, adjuntar documentos donde fundamentas tu solicitud, expresas la voluntad de realizarla, expones lo que puedes lograr, que tienes capacidad para hacerlo. Ellos evalúan y te dicen si calificas o no. Eso toma tiempo y entonces no lo teníamos», recuerda Méndez.

A finales de 2019, el también violinista y abogado retomó el contacto con la organización Guinness. «Ya se comenzaba a hablar del coronavirus. Se dieron nuevas conversaciones, tomando siempre en cuenta lo que estaba pasando en el mundo, pero llegó la pandemia y se paró todo».

No fue sino hasta hace tres meses, cuando reiniciaron sus actividades y con ellas los conciertos, que Méndez volvió a tener comunicación con los responsables de establecer los récords mundiales. «Cuando la flexibilización permitió volver a clases y las presentaciones con aforos controlados, solo entonces decidimos hacerlo», recuerda.

Y no es hacerlo por hacerlo, asegura. «Considero que la pandemia, contrario a lo que se pueda pensar, es un momento de esperanza. De recordarle al país, al mundo, la importancia de la música, del arte y el entusiasmo de los muchachos de avanzar a pesar de la situación. Este es un momento para ofrecer esperanza, alegría, que la gente se dé cuenta de que podemos hacer cosas muy buenas. El reto es gigantesco, organizarlo es supercomplicado. Más aún en pandemia. Pero hacer música de la manera que la vamos a hacer, con ese fragor de enseñanza y aprendizaje colectivo que ha sido la bandera de El Sistema, será una gran experiencia para todos».

—¿Es para El Sistema un hito necesario estar en el Libro Guinness de Récords?

—No es un hito necesario, pero sí nos parece algo bonito para nosotros y para el país ser certificados por una organización que ha sido referencia mundial. Un récord es un logro que queda para la historia. Así que nos pareció interesante, entre tanto que hemos alcanzado, hacer esto posible. Es inmortalizar, de alguna manera, lo que hacemos.

Desde hace 2 meses 12.000 músicos de todo el país –en esta ocasión más mujeres (54,14%) que hombres–, primero individualmente y luego en grupo, ensayan la Marcha eslava de Piotr Ilich Tchaikovsky, obra con la que El Sistema buscará la certificación Guinness el sábado 13 de noviembre, a partir de las 5:00 pm, en el Patio de Honor de la Academia Militar, en Caracas.

—¿Por qué en la Academia Militar?

—Porque es el espacio que más se adaptó al proyecto. El piso es firme, de concreto y está perfectamente nivelado, lo que nos permite colocar todo el entarimado necesario. Además, es al aire libre y como es tan amplio podemos ubicar a esa cantidad de personas con la distancia requerida por el tiempo de pandemia. Exploramos otros lugares, estadios de fútbol y beisbol, pero nos encontramos con limitaciones, entre ellas daños a la grama.

La organización Guinness estipula que los que se reúnan deben ser músicos sinfónicos que ejecuten una obra sinfónica con una duración mínima de 5 minutos. Y es la que por largas horas ensayan en todo el país los convocados a participar en el evento, para el que, además, han sido sensibilizados y concientizados sobre la importancia de las medidas de bioseguridad: no quitarse el tapabocas, no tocarse cara y ojos y usar gel antibacterial. «Todo esto con el apoyo de los padres y de los maestros de los núcleos, que han sido fundamentales en este proceso», acota Méndez.

—¿La Marcha eslava por qué?

—Porque es muy significativa para El Sistema. La Marcha eslava ha sido formadora de todos los músicos que hemos pasado y estamos en la institución. Dura más de 5 minutos y no es sencilla de ejecutar. Nos propusimos interpretar una obra con dificultad técnica, artística y musical.

Niños a partir de los 12 años, jóvenes y adultos de todo el país estarán representados en los 12.000 músicos que interpretarán no solo la Marcha eslava. También ejecutarán otras obras que no calificarán para el récord: el Te Deum de Marc-Antoine Charpentier, el Aleluya de Händel, «Venezuela» de Pablo Herrero y José Luis Armenteros, «Chamambo» de Manuel Artés, «Merengue del primer dedo» de Carlos Medrano y el Himno Nacional. «Una vez que reúnes a tantas personas en un evento como este, no quieres que se acabe tan pronto. Y esto nos permitirá darle participación a otros programas de El Sistema, como el Alma Llanera, y a miembros de los coros, que no contabilizarán para el récord».

El jueves 11 llegarán a Caracas alrededor de 7.800 personas del interior del país, que viajarán en 400 autobuses a 50% de su capacidad, menos los de Nueva Esparta y Canaima que se trasladarán en avión. Se hospedarán en diversos hoteles de la ciudad (han sido reservadas 2.629 habitaciones), así como en espacios para alojamientos de jóvenes que destina El Sistema cuando realiza seminarios y actividades en la capital. La mayoría viene del occidente del país, de los estados Zulia, Lara, de los Andes, y del Distrito Capital y la Gran Caracas. Viajarán junto con los directores de núcleos, coordinadores y formadores que en algunos casos pudieran ser padres y representantes de algún participante.

Seis serán los directores a cargo del espectáculo. Tres mujeres y tres hombres: Naileth Castro, Urielis Arroyo, María Gabriela Hernández, Andrés David Ascanio, Enluis Montes y Diego Luzardo. «Solo tendremos un día de ensayo en Caracas, el viernes 12. Nuestra metodología de trabajo está estandarizada, así que facilitará las cosas. Sin esa metodología nada de esto sería posible. El reto mayor es el ensamblaje, que puedan todos ver al director», destaca Méndez.

Casi 2.000 personas, entre atrileros, choferes, técnicos de sonido e iluminación, personal de apoyo y profesores trabajarán para lograr el récord. Serán 300 los supervisores independientes acreditados por Guinness World Records, así como 2 testigos especialistas en el ámbito musical in situ: por cada 50 músicos habrá un supervisor garantizando que lo acordado ocurra. «Una adjudicadora oficial de la marca Guinness, la mexicana Susana Reyes, estará vía online», indica Méndez. Habrá unos pocos invitados especiales que deberán usar mascarillas, respetar el distanciamiento y pasar por cabinas de desinfección en los puntos de acceso.

El sábado se tomará un registro audiovisual detallado –el concierto será transmitido por VTV y también por las redes de El Sistema– y luego se preparará un expediente que contendrá toda la información requerida por Guinness. La firma KPMG, avalada por la organización internacional, fungirá como auditora externa. «El ingreso será con un brazalete de seguridad con código QR que queda registrado en un sistema virtual. La firma hace recomendaciones para asegurar que el protocolo de control sea el apropiado». Después de consignado el informe final, en un plazo de 10 días el intento de récord es certificado. La ceremonia de adjudicación será en Caracas.

—¿Cómo serán las medidas de bioseguridad para garantizar que no haya contagios de covid-19?

—A cada participante se le realizará una prueba PCR el día antes de viajar. Si da positivo, no participa. Luego, al llegar se les harán pruebas rápidas para ingresar al lugar. Se van a desplegar hospitales móviles de campaña para atender contingencias durante el ensayo y el día de la actividad. Todo esto lo estamos trabajando con el Ministerio de Salud, con el Estado. Recordemos que El Sistema es un programa del Estado. Nos ha facilitado recursos, apoyo logístico y de traslado.

—¿No es un riesgo hacer un evento de este tipo, en un momento como este, en un país como Venezuela?

—Para mí tiene que ver con un tema de motivación. Motivación a los músicos, a la institución, a los familiares. El beneficio social, el impacto en niños, niñas, jóvenes y sus comunidades es incalculable. ¿Que habrá críticos? Por supuesto. Muchos considerarán la actividad como innecesaria. Pero como decía el maestro Abreu: «La pobreza material se rompe a través de la riqueza espiritual». Y esto es lo que genera un evento como este para quienes lo hacemos y para quienes lo verán. Para nosotros es fundamental incluir la mayor cantidad de personas en este proceso luego de un momento tan difícil como la pandemia. Uno de los ejes fundamentales de trabajo en El Sistema es la motivación. Y para nosotros lo del sábado será algo sumamente motivador.

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