Embajador de Colombia en Venezuela: «Le vamos a arrancar la frontera a las mafias y eso va a traer sus problemas de seguridad»

Redaccion El Tequeno

El político colombiano Armando Benedetti nunca se imaginó entrar al mundo diplomático, pero ahora está al frente de una de las embajadas más importantes del servicio exterior de su país, la de Venezuela.

Por DANIEL PARDO – BBC MUNDO

La frontera de 2.200 kilómetros que comparten ambas naciones estuvo cerrada por siete años por contradicciones entre los gobiernos, pero este lunes se reabre con la expectativa de millones de personas a ambos lados que esperan reactivar el intercambio comercial, social y cultural que se ha vivido por décadas en esta porosa y violenta zona de América Latina.

Benedetti, de 55 años, es una de las personas de confianza del presidente Gustavo Petro, un izquierdista que busca usar su relativa afinidad ideológica con Nicolás Maduro para abrir una ventana de prosperidad económica y acelerar los diálogos de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), una guerrilla que tiene su retaguardia en Venezuela.

Oriundo de la ciudad caribeña de Barranquilla, Benedetti espera que su instinto político y su simpatía cultural con el chavismo sirvan para reconstruir una relación profundamente trastocada tras el gobierno de Iván Duque, que rompió toda cooperación con Maduro por considerarlo ilegítimo presidente.

Los puentes y los pasos fronterizos se cerraron, pero miles de personas siguieron cruzando de manera informal. La violencia en una zona ya dominada por bandas armadas se disparó: de tres grupos ilegales se pasó a una presencia de 13, según las autoridades colombianas.

Muchos en Colombia cuestionan la competencia de Benedetti en el cargo por su falta de experiencia diplomática, entre otras cosas. Un parlamentario que pasó por el uribismo, el santismo y se acercó a Petro cuando ya era favorito en las encuestas suscita enorme desconfianza en una porción importante de la población.

Él, por el contrario, cree que su perfil es más acorde para este reto que el de un diplomático tradicional. El viernes antes de la apertura, tras una reunión en Bogotá con el presidente Petro, Benedetti habló con BBC Mundo sobre la situación de la frontera y los desafíos que presenta su reapertura.

¿Cómo lo ha recibido Caracas? ¿Cómo la ha visto?

Me ha recibido bien. Todos los funcionarios del gobierno han sido muy generosos, muy receptivos con el tema que venimos a plantear.

Y acá en Colombia está pasando algo parecido: los medios han hecho una cobertura positiva de la reanudación y justo salió una encuesta (Ivamer) que dice que el 80% de los colombianos está de acuerdo con restablecer las relaciones.

Cosa que evidencia que el error de romper con Venezuela fue mayúsculo, con M mayúscula.

Y Caracas, bueno, yo no iba hace 12 años, pero me dicen que la ciudad ha mejorado en los últimos dos años. Entonces bien, me estoy divirtiendo.

¿Qué va a pasar el lunes y los días que vienen?

Lo que se ha hecho ya es bastante. Restablecimos las relaciones y devolvimos Monómeros (una empresa de fertilizantes) a su dueño, que es el gobierno venezolano.

Y los resultados ya se están viendo: justo hoy llegó a Colombia un buque con 16.000 toneladas urea (un fertilizante) que nos costó US$600 por tonelada, cuando en el mercado la tonelada está a US$900.

Ahora, en términos de la reapertura, ya tenemos casi listos los permisos técnicos de lado y lado para las aerolíneas.

En términos de días el cambio ha sido sustancial.

Pero incluso funcionarios del gobierno chavista han dicho que la reapertura del lunes será un evento simbólico. Que la apertura será gradual. Que el puente más importante, el de Tienditas, no se va a abrir. Es decir: está cruda la cosa aún, ¿no cree?

Sí, está cruda porque el trabajo que hay que hacer es enorme. Es reconstruir una relación de ceros.

El edificio de Migración en la frontera se cayó, el del ICA (sanidad) también está afectado, los puentes hay que arreglarlos, los consulados están abandonados, el de Caracas está casi en ruinas, hasta la casa privada del embajador no se puede usar, a mí me toca quedarme en hotel.

Entonces claro, es inevitable que el proceso vaya lento. Pero los que le han puesto la palabra «paulatina» son ellos, los venezolanos.

Pero es que mire: en este momento, con la frontera cerrada, las estadísticas que hay dicen que 30.000 personas están pasando de un lado al otro cada día de manera ilegal.

Entonces: abrir la frontera significa quitarles ese negocio a las mafias. Son ellos los que ejecutan la trata de mujeres, el narcotráfico, el contrabando.

Piense que nunca, nunca, los camiones han pasado de un lado a otro sin restricciones, como lo hacen en Europa. Cosa que es un atentado contra el comercio binacional. Llegar a ese punto no es de un día para otro, pero hacia allá vamos.

¿No cree que apresurarse en la apertura puede generar una peor situación, sobre todo por la reacción de las mismas mafias?

Le vamos a arrancar la frontera a las mafias y eso va a traer sus problemas de seguridad, sin duda. Porque ellos querrán defender los territorios ganados en estos años. Con la apertura dejan de ganar las mafias y por eso van a quererse defender.

El martes se van a reunir los ministros de Defensa de ambos países en Táchira y la cooperación judicial ya está activada. Yo entiendo lo que usted dice: el desmadre de la mafia se va a activar con la apertura, porque son los primeros afectados.

Se dice, se ha dicho hace muchos años, que hay funcionarios de ambos lados involucrados en los negocios ilegales de la frontera, que cobran hasta un 40% del valor de los bienes para pasarlos de lado.

Entonces, claro, habrá sectores que quieren que la apertura se haga paulatinamente. Pero de eso no se trata. Nuestro objetivo es que se haga rápido y en concordancia.

La mediación con el ELN es parte del interés de Colombia. ¿Cómo hacer para que el objetivo de la paz no pase por encima de otras prioridades, como es proteger la frontera o velar por la democracia en Venezuela?

Yo siento que en la práctica eso no va a suceder, pero quizá en lo mediático sí solo se hable del ELN y no de la relación comercial.

El ELN está en la frontera, por no decir que está en Venezuela.

Entonces un proceso de paz con Venezuela, que ya fue garante del proceso con las FARC, es no solo normal, sino que una ventaja, y parte del proceso que dejó adelantado el presidente (Juan Manuel) Santos con el ELN.

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