Cipriano Medina, con 76 años, aún está en la calle trabajando para poder comer; ni la pensión ni los bonos que otorga el Gobierno nacional son suficientes para costear sus necesidades básicas. La Organización No Gubernamental (ONG) Convite en su último informe, señaló que el 86,9% de los adultos mayores de Venezuela está en situación de pobreza, por lo que deben hacer maromas para poder sobrevivir.
Así como la de Cipriano hay muchas historias. Él cuenta que viaja desde Yaracuy hasta el centro de Barquisimeto, dos veces por semana, a vender semerucos. «Tengo matas en mi casa y así aprovecho para comprar comida, porque la pensión no alcanza», dijo mientras con sus manos embolsaba la fruta que trae en un tobo. Detalló que la bolsa sale en Bs. 5, pero no todo el tiempo tiene ventas buenas y lo poco que hace es para poder comer. Tiene hijos, pero con firmeza dice que no quiere ser una carga y prefiere salir a trabajar mientras pueda valerse por sí mismo.
Según la ONG Convite, ocho de cada 10 personas con más de 60 años vive en pobreza, mientras que cuatro de cada 10 vive en extrema pobreza, advierten que si bien es cierto que el 70% tiene una pensión de vejez, denuncian que estas no tienen ningún poder adquisitivo. Hoy ese monto se ubica en Bs. 130 y si se saca la cuenta en divisas, representa sólo 16 dólares al mes.
Para Édgar Silva, coordinador del Comité de Derechos Humanos para la Defensa de los Pensionados y Jubilados, esta situación es considerada como un «exterminio» porque las personas de la tercera edad no pueden vivir con esa cantidad de dinero.
Su propuesta es que esas pensiones estén ancladas al valor de la canasta alimentaria para que tengan la utilidad necesaria. Además que con el pasar del tiempo su valor se vuelve sal y agua.
Manuel González, otro adulto mayor, consideró la situación como crítica «porque el dinero no alcanza y si se compra una cosa, no se compra la otra». Agregó que eso en cuanto a comida, porque en cuanto a medicamentos la situación es peor. Convite señala que de un universo de 80% de adultos mayores que requieren de un tratamiento, sólo el 5% lo puede adquirir por el costo, por lo que la calidad de vida también se va deteriorando.
En las calles del centro de Barquisimeto se puede ver cómo las personas de la tercera edad continúan trabajando de manera informal. Algunos vendiendo frutas, otros cargadores y cables para celulares e incluso algunos de parqueros. Todos ellos argumentan que a pesar de su edad, sino salen a la calle no comen.
En algunos casos algunos reciben ayuda de un familiar que está en el extranjero, pero no todos cuentan con la misma suerte, por lo que no tienen otra opción que seguir trabajando a pesar de ya estar jubilados. Dicen que en un trabajo formal no pueden laborar porque por su edad no los aceptan.
Las personas de la tercera edad esperan que la situación mejore, de lo contrario su vida se seguirá deteriorando hasta el punto que no estarán bien nutridos porque no comen bien y tampoco toman vitaminas ni tratamientos médicos.