Desde que el alcalde opositor José Nicasio Narváez ganó la alcaldía del municipio Península de Macanao, se empeñó en rehabilitar la planta desalinizadora de Boca de Pozo, una de las más grandes de Latinoamérica.
Para los macanagüeros eso fue una bendición, porque desde hacía más se 20 años no recibían agua por tuberías.
Sin embargo, el daño en uno de los turbogeneradores los devolvió a la cruda realidad: desde hace más de dos meses han tenido que recurrir a la poca agua de lluvia que cae por esa zona para paliar la sequía.
“Gracias al Dios, Padre Todopoderoso, que nos envió agua a la península y hemos podido paliar la situación. Colocamos los chorros que usamos para llenar los tanques y lamentablemente tenemos que hacer la comida y tomar de esa agua, porque no hay de otra”, aseguró Elsa Millán desde la sede de Hidrocaribe ubicada en Porlamar.
Además, dijo que con agua de la playa limpian los baños y preparan los pescados que consumen.
Un grupo de habitantes de las diferentes poblaciones peninsulares, acompañó al alcalde José Nicasio Narváez, a buscar respuesta de parte de las autoridades de la Hidrológica del Caribe (Hidrocaribe).
La autoridad municipal resaltó la cordialidad con la que fue recibido, pero no hay una respuesta inmediata, pues deben esperar a que llegue la pieza dañada desde el extranjero para sustituirla.
Por ahora, deben surtir agua con cisternas desde Porlamar y solamente cuentan con dos de esos camiones, lo que no permite dar una respuesta satisfactoria a los macanagüeros, quienes deben resignarse a seguir invocando al Dios de la lluvia.