En los ranchitos del barrio José Félix Ribas, en Caracas ondean las banderas blancas

Redaccion El Tequeno

Uno por uno los vecinos fueron asomándose a las ventanas con pañuelos y telas blancas que ondearon sin parar mientras un pastor evangélico gritaba: “Petare es más que malandros, es más que tiros y sangre”. Desde cada platabanda, ventanas de ladrillo rojo o ranchitos de zinc, en el cerro se podía ver un punto blanco este jueves, 14 de mayo.

Por Génesis Carrero / elpitazo.net

—Que no solamente salga que las bandas, que mataron a alguien… No, no, no. Que la gente sepa también que aquí hay gente buena, que adora a Dios. Gente que a través de su esfuerzo sale adelante.

Las palabras del pastor, que daba un sermón a la comunidad, salían de aquella platabanda con ayuda de dos cornetas y un micrófono y se dispersaban por toda la Zona 3, el 19 de Abril, Guaicaipuro y otros sectores del barrio José Félix Ribas como una buena nueva.

Después de una semana de haberse iniciado el operativo policial para dar con la captura de Wuilexys Alexander Acevedo, alias Wilexis, los vecinos de ese barrio de Petare son capaces de estar de acuerdo en algo: no quieren más guerra con sus casas como escudo. Por eso salieron la tarde del jueves 14 de mayo y agitaron los trapos blancos, como los guerreros del Imperio romano cuando intentaban plantear una tregua con el enemigo en tiempos de guerra.

Los petareños llevan dos semanas azotados por los tiros y el enfrentamiento, antes entre bandas delictivas y ahora con policías que buscan como sabuesos entrenados en los escondrijos del barrio y delincuentes que se ocultan y tienden trampas para despistar.

Y aunque en la avenida principal que recorre José Félix Ribas de punta a punta todo parece normal, con vendedores ambulantes, gente haciendo colas, vecinos chismeando y escuchando música, cerro adentro, en el entramado de ranchos y casas amontonadas, la calma no ha llegado.

En José Félix Ribas se mantienen alcabalas y estrictos controles de circulación | Génesis Carrero Soto

Aún no se ha apagado el sonido de los helicópteros que opacó todo lo demás el viernes 8 de mayo, cuando la Policía Nacional Bolivariana (PNB), sus Fuerzas de Acciones Especiales (Faes), el Comando Antiextorsión y Secuestro (Conas) y efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) entraron a José Félix Ribas para “peinar el barrio” en busca del líder negativo de la zona, el delincuente de no más de 32 años que se convirtió en el más buscado en Venezuela.

Una semana después de iniciado el operativo, los vecinos siguen viendo drones en los patios de sus casas; siguen escuchando sonar las botas de los funcionarios que corren de arriba a abajo por las escaleras que conectan el nido que es José Félix Ribas, y viven los abusos policiales de los que están en las alcabalas revisando a todo el que pretende entrar a la tierra del Wilexis.

Esa tierra de ese sujeto, designado juez de paz por el chavismo, sigue hoy los lineamientos de un líder que no está. Todos lo saben en el barrio: Wilexis se fue, pero dentro quedó su ley.

Los comentarios minan cada callejón del barrio petareño: que mandó a los vecinos a poner música y abrir los negocios. Que sus lugartenientes siguen cobrando las vacunas. Que la gente que lo espalda en el barrio mantiene contacto con él. Que la banda sigue cuidando a los que viven en cada zona. Que cuando regrese no volverá a entrar un policía a José Félix Ribas.

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