«Cuarentena con hambre no dura», sentencia Emilia Nieves mientras camina apurada por el medio de la calle Miquilen de Los Teques, como ella, otras miles de personas buscaban la mañana de este sábado la comida del día.
En la capital mirandina los carros fueron reemplazados por decenas de personas, gracias a la decisión de la alcaldesa local de prohibir el tránsito de vehículos por las principales avenidas por la cuarentena.
Tanto las aceras como la calle luce repleta de personas que se dirigen o regresan del sector El Cabotaje. Algunos, como Alfredo Pérez, caminó desde El Tambor, al otro extremo de la ciudad.
«No hay autobús y la brillante alcaldesa decidió no dejar circular carros, por lo que nos obliga a caminar hasta 5 km para comprar», denuncia Pérez.
Asegura que sólo la mañana de este sábado vio desmayarse, producto del cansancio, a tres personas en la calle, «es gente que sale sin desayunar, que le toca caminar bajo el sol, es inhumano lo que nos están haciendo», sentencia.
«Dos tomates y tres alitas de pollo llevo para almorzar», reseña Evelyn Peña, mientras muestra la bolsa. Fue para lo que le alcanzó el dinero que le dio su esposo, quien se quedó en casa con el niño.
«Hambre amigo, hambre pareja es lo que estamos pasando», dice visiblemente cansada la mujer, mientras se pierde en el mar de personas que, al igual que ella, buscan desesperados como rendir el dinero.
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