En tres cebollas, cuatro tomates, dos calabacín y una mano de cambur se le fue la quincena completa a Carmen; «en ésta bolsita pagué 41 mil Bs y con esto no hago ni una comida», remata la mujer.
«Para esto es lo que alcanza el sueldo mínimo de pobreza y hambre», agrega otra ama de casa mientras muestra su compra compuesta por seis vegetales.
El consumo de proteínas desapareció prácticamente de la mesa de estas dos mujeres. Narran que la carne está en 69 mil Bs y con los huevos sobre los 82 mil Bs es sencillamente impagable.
Tristeza e impotencia es lo que dicen sentir los mirandinos cada vez que les toca comprar comida. «Se me fue dos semanas de trabajo en cuatro plátanos y queso», indica otro trabajador.
Daniel Murolo