Existe una gran diferencia entre ambos: uno cuenta con el apoyo e impulso de los comentarios positivos, mientras que el otro pasa desapercibido. Cómo sostener el entusiasmo.
Hay un mito según el cual lo difícil es adelgazar. Una vez que uno llegó al peso, es fácil mantenerse. En realidad, este es un mito… es un mito absoluto. Adelgazar suele ser más fácil para la mayoría de las personas.
Además, uno tiene el estímulo de que va bajando, le entra una ropa con la que uno se siente estéticamente mejor, está más liviano, la gente lo pondera a uno, le dice “qué bien que estás que estás adelgazando”. Son todas cosas que producen entusiasmo.
Cuando uno llega al peso, los aplausos se acaban y se ponen en marcha los mecanismos que hay biológicos que lo tienen a uno programado para mantener la cantidad máxima de grasa a la que llegó en su vida.
Cuando una persona baja de peso, su entorno le brinda frases o estímulos positivos / ANDREY POPOV/IMEO
O sea, el cuerpo está programado para volver al peso anterior. O sea que, realmente, cuando una persona llega a su peso, ahí es cuando empieza el verdadero tratamiento del exceso de peso. El 0,1 por ciento del problema es adelgazar, el otro 99,9 por ciento es mantenerse en su peso.
Incluso, un secreto para bajar de peso y no volver a engordar es volverse pacifista y firmar la paz con el cuerpo y la comida. Es difícil, pero no imposible. Es que una persona con kilos de más muchas veces puede parecer un niño encaprichado, incapaz de renunciar a algo que le gusta.
Es más, cuando alguien tiene sobrepeso parece que carece de fuerza de voluntad. Es que se muestra sin voluntad para “cerrar la boca” o “suspender los postres”; o bien, un experto en acomodar la realidad a su propia conveniencia
Al llegar al peso establecido, los comentarios positivos dejan de ser centrales y diarios. En este momento comienza el verdadero desafío / (iStock)
Una persona con sobrepeso es también una persona angustiada, desvalorizada ante sí misma y la mirada de los que están en forma. Es alguien que vive con una dolorosa sensación de que no puede dominar su conducta y sus pensamientos, que se siente superado por su relación con la comida, que se infiltra y desgasta casi todas las áreas de su vida.
Lo cierto es que, en cualquier caso, el cambio definitivo es posible. Y aunque muchos se pregunten cómo lograrlo, el cuerpo es muy sabio. A partir de la neuroplasticidad, esa capacidad infinita y creadora del cerebro que permite poner en práctica esquemas mentales nuevos. De esta manera, todos pueden reemplazar viejos hábitos perjudiciales por otros saludables, que les permitan disfrutar de una mejor calidad de vida.
Yo tenía un cartel, lo tuve muchos años, porque era lo que decían de alguna manera muchos pacientes. “He abandonado la búsqueda de la verdad y estoy a la pesca de una buena fantasía”.
*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.