Unos 2.000 migrantes avanzaron hasta la mitad de Puente Internacional Santa Fe, línea divisoria entre México-Estados Unidos, en la mexicana Ciudad Juárez, para presionar y exigir a las autoridades estadounidenses su ingreso a aquel país .
En una primera acción, los migrantes, centro y suramericanos en su mayoría, rebasaron un punto de revisión de autoridades mexicanas en el referido puente, también conocido como Paso del Norte, que limita las Ciudad Juárez y la ciudad de El Paso, Texas, Estados Unidos y luego intentaron ingresar por la fuerza a Estados Unidos.
El objetivo de los migrantes fue ejercer presión y llamar la atención de las autoridades estadounidenses para que les otorguen permisos y les permitan cruzar para ir en busca del llamado “sueño americano“.
Entre los propios indocumentados que permanecen cerca del cruce fronterizo corrió el rumor de que llegando a dicho punto los dejarían ingresar. Sin embargo, los agentes migratorios de Estados Unidos los esperaban armados y para impedir su paso instalaron una concertina de seguridad, es decir, alambre de cuchillas enrollado, para evitar que cruzaran ilegalmente.
Debido a la llegada de más migrantes, sus reclamos fueron en aumento hasta que las autoridades estadounidenses golpearon a los que intentaban cruzar al tiempo que los amenazaron con armas de fuego.
Decenas de indocumentados refirieron que han intentado cruzar a Estados Unidos de forma legal, que han hecho el esfuerzo para tener una cita con las autoridades migratorias para conseguir asilo político, pero no han corrido con suerte ya que en la aplicación siempre les aparece un error al momento que conseguir la cita.
Debido a ello, dijeron, permanecerán el tiempo que sea necesario en la mitad del puente para poder ingresar a Estados Unidos. Ante tal escenario, los agentes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos formaron una barrera con decenas de policías para vigilar la zona.
Uno de los manifestantes fue Luisa, originaria de Venezuela, quien contó a EFE que el 1 de marzo se presentó con su cita y las autoridades de Estados Unidos le dijeron que se despidiera de sus hijos, “que yo pasaba, pero ellos no”.
“Entonces me regresé y hoy 12 de marzo que tienen su cita mis hijos, me dicen que no puedo cruzar y el jefe de los agentes me dijo que así son las cosas y que ellos son los que mandan”.
Mencionó que es imposible conseguir una cita familiar y en su caso desde diciembre ha intentado acudir con las autoridades de migración de Estados Unidos, pero al momento de acudir con sus hijos, le piden que se separe de ellos. “Que madre va dejar solos a sus hijos”, expuso.
Otro ejemplo es el de José López, también de Venezuela, quien dijo que está Ciudad Juárez para intentar cruzar. “Así que aquí estaré tiempo que sea necesario”, dijo.
Contó que en Ciudad Juárez se tiene que cuidar de las autoridades mexicanas y no salir a partir de las 19.00 horas ya que desea ingresar a Estados Unidos y su estancia le generan gastos de alimentación y hospedaje para su familia.
Un caso más es el José Álvarez, también de origen venezolano, quien comentó que lleva más de 60 días en Ciudad Juárez.
“Hemos buscado la cita y nada que logramos tenerla. He pensado que el Gobierno de Estados Unidos, a propósito provoca el error en la aplicación para que no ingresemos”.
Detalló que lo ideal, sería que las autoridades de Estados Unidos, hagan una lista por escrito para que se vea si puede obtener asilo político o no, cada uno de los migrantes que lo requiere.
La ciudad fronteriza mexicana, prácticamente está colapsada por la llegada masiva de migrantes.
Además, los albergues están a su máxima capacidad y los migrantes que no alcanzan refugio duermen en las calles, enfrentando las bajas temperaturas de la región. En cuanto alimentación y abrigo, os migrantes ha sido apoyados por la comunidad de Ciudad Juárez.
La región vive un flujo migratorio récord, con 2,76 millones de personas indocumentadas detenidas en la frontera de Estados Unidos con México en el año fiscal 2022.
EFE