En su sentido más general, el cáncer es definido como una enfermedad en la que algunas células del cuerpo se multiplican de manera descontrolada y se esparcen por diferentes zonas del cuerpo. Aunque ese proceso de multiplicación es normal entre las células que se mueren y son reemplazadas por otras jóvenes, cuando aparece el cáncer ese proceso se modifica y forma nuevas unidades cuando no debería.
Esa creación desorganizada provoca tumores que pueden ser malignos e impactan directamente en la salud del paciente, aunque hay tipos de cáncer, como la leucemia, que no necesariamente se presentan en forma de masas.
El cáncer es una enfermedad genética, es decir, que no es contagiosa de un sujeto a otro por ningún tipo interacción a excepción del transplante de órganos. Los cambios en los genes que controlan el funcionamiento de las células son los causantes de la ya mencionada multiplicación descontrolada.
En ese sentido hay personas que son más propensas a ser diagnosticadas con este tipo de problema. De acuerdo a un estidio del Instituto Nacional del Cáncer de Bethesda en Maryland (Estados Unidos), los individuos pertenecientes a los grupos sanguíneos A, B o AB son más proclíves a sufrir cáncer de páncreas, vejiga u ovarios, a raíz de la existencia del gen ABO, localizado en el cromosoma 9, que está presente en todos los tipos de sangre excepto el O.
“Es una tesis que se venía manejando desde los años 50, pero que no había podido demostrarse. Con estos hallazgos, sabemos qué tipo de gente debe cuidarse más”, explica Stephen Chanock, líder de la investigación publicada por Nature Genetics.
Los investigadores centraron su estudio en un grupo de 4300 personas diagnosticadas con cáncer de páncreas y otras 4500 sin la enfermedad. El hallazgo demostró que más del 78 % de los pacientes positivos tenían sangre A o B, un 16% tenía AB y solo el 6% era del grupo sanguíneo O.
“Lo que esto nos apunta es que hay variaciones en los genes que regulan el tipo de sangre de cada persona, y esto los hace más proclives a ciertos tipos de cáncer”, agregó Jeff Bridges, otro de los investigadores.
Una batalla interminable
Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que el cáncer es la principal causa de muerte en el mundo. En 2020 se atribuyeron a este padecimiento casi 10 millones de defunciones, es decir, una de cada seis de las que se registran. Los tipos de cáncer más comunes son los de mama, pulmón, colon y recto y próstata.
La OMS asegura que alrededor de un tercio de las muertes por cáncer se deben al consumo de tabaco, a un elevado índice de masa corporal, la ingesta de alcohol, un bajo consumo de frutas y verduras y a la falta de actividad física.
Esta enfermedad puede desarrollarse en órganos y tejidos como el pulmón, el colon, los senos, la piel, los huesos o el tejido nervioso. Existen diferentes riesgos que aumentan la posibilidad de enfrentar este padecimiento, según la entidad:
- Exposición al benceno y otros químicos.
- Beber demasiado alcohol.
- Toxinas ambientales, como ciertos hongos venenosos y un tipo de moho que puede formarse en las plantas de cacahuete llamada aflatoxinas.
- Problemas genéticos.
- Obesidad.
- Exposición a la radiación.
- Demasiada exposición al sol.
- Virus.
Las señales de esta enfermedad pueden ser variadas y, según la Asociación Americana del Cáncer, dependerán de su ubicación, tamaño y qué tanto podría afectar a los órganos o tejidos de su alrededor. “Si un cáncer se propaga (hace metástasis), entonces los signos o síntomas pueden aparecer en diferentes partes del cuerpo”, precisan.