«Estoy viva de milagro», asegura Angie Paulina Mutachi Requena de 23 años, tras permanecer hospitalizada más de un mes por una presunta mala praxis en la Maternidad de Carrizal.
La joven madre, aún convaleciente, narró que asistió el 21 de julio al referido centro de salud a una consulta habitual y para hacer entrega de una pelvimetría.
«El estudio indicaba que tenía pelvis límite, es decir, no podía durar mucho tiempo en trabajo de parto, sin embargo el médico de guardia me examinó e indicó que tenía dilataciones, que había entrado en labor de parto», narró.
Ignorando el examen que había entregado Requena, el médico la ingresa a la sala de parto y le coloca pitocin. «A los pocos minutos me examinan otras dos doctoras y me dice lo contrario, que yo no debía estar allí, que me estaban poniendo a parir ajuro».
«Sin embargo no hacen nada, pasan las horas y al ver que no avanzaba el médico decide romperme la mebrana, desde ese momento la contracciones fueron insoportables», recuerda.
Tras varias horas en labor – agrega la mujer – el doctor procede a realizarle una especia de force, «fue tal la fuerza que usó que me causa un latigazo en el cuello y la espalda que me provoca un dolor indescriptible. Desde ese momento comienzó a suplicar que me hiciera una cesárea, que no podía más» .
Finalmente le realizan la intervención varias horas después. «Al estar en mi habitación, al día siguiente, el dolor era horrible, salía un olor terrible, a podrido desde mi parte íntima», recuerda.
A pesar de la situación la dan de alta el 23 de julio, «no podía ni sentamente, llegué a tener fiebre de 40.2 y con la tensión muy baja al punto de desmayarme».
«El día 25 noto que desde la herida salía un líquido blanco, con olor desagradable, inmediatamente voy a un médico privado quien me informa que estoy a punto de una sepsia y que debía ser hospitalizada, que era producto de tantos tactos, maltratos y una batería adquirida en el quirofano».
La joven permaneció varios días hospitalizada recibiendo un tratamiento especial para combatir la bacteria (enterococcus faecalis) y fue operada nuevamente para tratar su herida, al ver que no mejoraba fue trasladada a una clínica privada.
«Al llegar el médico que me examina indica que padecía de una sepsia (abceso en herida operatoria), deshidratacion y presencia de material látex, de los guantes quirúrgicos».
Requena estuvo hasta el 23 de agosto internada en un centro de salud privado. «Mi herida quedó totalmente fuera de los estético por las veces que se abrió y se mantuvo así. Aún estoy en fase de recuperación y no quiero que más mujeres pasen por esta situación, por eso hago pública mi historia», indicó.
Redacción El Tequeño