Las fallas del servicio eléctrico afectan la refrigeración y congelación de los alimentos, al interrumpirse ese ciclo es más alta la proliferación de bacterias por lo que aumenta la posibilidad de consumir alimentos en mal estado.
La nutricionista Ania Pulido, recuerda que en estados como Mérida, las familias se ven obligadas a comprar la comida a diario para evitar tenerla en la nevera porque le quitan la luz de 8 a 12 horas al día.
Le preocupa incluso la distribución de los alimentos tanto de grandes empresas, como mercados o bodegas, «si alguno de los alimentos como los proteicos necesitan refrigeración y en ese estado del país no hay luz, cómo se garantiza que esos alimentos son inocuos, es decir que no nos harán daño», se preguntó.
«Incluso, desde la compra del alimento no tenemos certeza de que sea seguro, no sabemos si se rompió la cadena de refrigeración, es un riesgo a la salud pública», dijo.
Pulido recordó que no comer alimentos de calidad «nos lleva a no tener buena nutrición». Lamenta que el Estado siga sin dar respuesta a millones de venezolanos que siguen sufriendo fallas en servicios básicos como la energía eléctrica que repercute directamente en la alimentación