El líder del Partido Popular (PP) de España, Alberto Núñez Feijóo, pidió este jueves desde Roma la dimisión del ministro español de Exteriores, José Manuel Albares, y explicaciones al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, por la supuesta «coacción» al opositor venezolano Edmundo González Urrutia en la embajada en Caracas.
«El Gobierno español ha mentido, la diplomacia española, pilar esencial de la diplomacia europea en Iberoamérica, no puede estar al servicio de un régimen dictatorial», dijo Núñez Feijóo tras reunirse con la primera ministra italiana Giorgia Meloni.
El líder del conservador PP, principal partido de la oposición en España, consideró que el embajador español en Venezuela «debe ser reemplazado, el ministro de Exteriores presentar su dimisión y el presidente del Gobierno español debe dar explicaciones inmediatas».
«No puede haber equidistancia entre dictadura y democracia», dijo.
«De ninguna manera, sin ninguna excusa, se puede tolerar que en una embajada española se coaccione a nadie y menos a un representante el pueblo venezolano; y menos por quienes son protagonistas, Delcy y su hermano, de violaciones de los Derechos Humanos», dijo.
Núñez Feijóo compareció en la sede de la Asociación de la Prensa Extranjera en Roma con el vicepresidente y ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, a quien planteó varias «preguntas retóricas».
«¿Se imagina que dos altos cargos de una dictadura entraran en una embajada italiana para coaccionar al presidente electo de un país? ¿Le cabe en la cabeza que esta coacción se hiciera con el conocimiento del presidente del Gobierno y el ministro de Exteriores?», preguntó el político español.
El candidato opositor venezolano Edmundo González Urrutia ha asegurado este miércoles que antes de salir de su país se reunió con representantes del Gobierno de Nicolás Maduro en la residencia del embajador español de Caracas y le «coaccionaron» para que firmara un documento.
González Urrutia llegó a España el pasado 8 de septiembre para pedir asilo político tras denunciar fraude en las elecciones celebradas en julio en su país.
La oposición conservadora española ha acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de ser «cómplice» en el «golpe de Estado que se ha producido en Venezuela», en palabras del dirigente del Partido Popular Esteban González Pons.
El Gobierno español, según fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores, «no tiene nada que ver con cualquier documento o negociación» entre Edmundo González Urrutia y el Ejecutivo de Venezuela y, de hecho, el ministro José Manuel Albares «dio instrucciones directas al embajador de no inmiscuirse en las gestiones que pudiera realizar el líder opositor».
Según sus explicaciones, cuando Edmundo González solicitó ser acogido en la residencia del embajador español en Caracas «tuvo la garantía de que podía verse o realizar las gestiones que decidiera hacer en relación a su situación».
La tensión entre Madrid y Caracas se ha agravado en las últimas semanas, después de que el Congreso y el Senado españoles instaran al Ejecutivo a reconocer a Edmundo González Urrutia como presidente electo de Venezuela, una medida que no tiene trascendencia legal pero que supone un espaldarazo para el aspirante presidencial opositor.
En respuesta, el Parlamento venezolano instará este jueves a Nicolás Maduro a «evaluar» la ruptura de las relaciones diplomáticas y comerciales con España.
Además, Venezuela mantiene detenidos a dos españoles a los que acusa de participar en un supuesto plan contra el Gobierno de Maduro junto a otros cuatro estadounidenses y un ciudadano checo.
España, en línea con la estrategia de la Unión Europea, ha exigido a Maduro que presente las actas de los comicios antes de reconocer el triunfo que le atribuyen organismos electorales oficialistas venezolanos.