La vida de alrededor de 70.000 personas con VIH/SIDA en Sudán del Sur está bajo amenaza tras la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump de suspender la ayuda exterior de Estados Unidos, canalizada principalmente a través de la Agencia estadounidense para el Desarrollo Internacional (Usaid), denunció hoy una ONG del país más joven de África.
La ONG Empoderamiento Nacional de Mujeres Positivas Unidas (NEPWU, en sus siglas en inglés), dedicada a atender a personas infectadas por el VIH, y que depende de los fondos que recibe de Usaid y la Organización Internacional para Migraciones (OIM), entre otros, subrayó el peligro que pone para la supervivecia de estas personas el fin de la ayuda exterior estadounidense.
La directora ejecutiva de NEPWU, Evelyn Letio Unzi, afirmó que “la suspensión repentina de los fondos por el presidente estadounidense Trump ha puesto en peligro servicios básicos, amenazando dar marcha atrás de años de progreso en la lucha contra la epidemia de VIH”.
Según recalcó, desde que la administración Trump anunciara la suspensó de ayudas y el desmantelamiento de Usaid, hasta que los tribunales estadounidenses paralizaran temporalmente la medida, “1.500 personas con VIH perdieron citas, medicamentos y su tratamiento fue interrumpido”, recalcó.
En ese sentido, Unzi llamó al Gobierno de Sudán del Sur para que active medidas de ayuda a estos pacientes y pidió también que ésto sea una alerta para que no depender solamente de la ayuda extranjera para abordar la crisis del VIH/SIDA.
“Urgimos al Gobierno que tome acción inmediata para llenar la brecha que se abrió por la congelación de la ayuda extranjera y que inyecte fondos domésticos para fortalecer la lucha contra la epidemia de VIH”, dijo.
El director del programa de la ONG, Onek Benson Mark, agregó que algunas personas que estaban recibiendo tratamiento “se fueron a lugares desconocidos” y no se le puede realizar un seguimiento adecuado, lo que pone su salud en riesgo.
A finales de enero Trump dio una orden para congelar la ayuda exterior de su país, canalizada principalmente a través de Usaid, una organización de la que también ordenó despedir a la mayor parte de sus empleados en todo el mundo.
Así, el secretario de Estado de los EE.UU, Marco Rubio, emitió una directiva en la que frenó toda la asistencia exterior, con excepción del apoyo para Israel y Egipto, y mantuvo solo el envío de alimentos en situaciones de emergencia extrema.
La decisión desató el pánico en organizaciones humanitarias de todo el mundo que dependen de los contratos con Estados Unidos para seguir operando.
Sin embargo, el pasado 13 de febrero un juez federal bloqueó temporalmente la orden del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de congelar la ayuda exterior de Estados Unidos, mientras que otro tribunal paralizó el desmantelamiento de Usaid.
Según la ONU, Estados Unidos es, de largo, el principal suministrador de ayuda exterior, con cerca de 72.000 millones de dólares invertidos durante 2023, lo que representa un 40 % de la ayuda humanitaria global.