La ministra de Interior de Finlandia, Mari Rantanen, anunció este martes que su gabinete presentará «en breve» al Consejo de Ministros una propuesta para restringir la entrada de refugiados, tras detectar un aumento del flujo de solicitantes de asilo que llegan a través de la frontera con Rusia.
Según la Guardia de Fronteras, en el último día y medio han entrado en Finlandia unos 60 refugiados de terceros países por los puestos fronterizos orientales, sobre todo procedentes de Irak, Yemen y Somalia, frente a los 91 que llegaron en los tres meses anteriores.
Aunque el volumen de solicitantes de asilo es todavía bajo, las autoridades finlandesas temen que pueda ser el inicio de una campaña orquestada por el Kremlin para colapsar los servicios de inmigración finlandeses, especialmente ahora que el país nórdico es miembro de pleno derecho de la OTAN.
«Las autoridades rusas han cambiado su forma de actuar, permitiendo viajar desde Rusia a Finlandia a pesar de la falta de documentos. Se trata, por tanto, de un caso de entradas ilegales», afirmó la ministra en rueda de prensa.
Según Rantanen, funcionarios finlandeses han tratado el asunto con las autoridades rusas para que vuelvan a impedir el tránsito de ciudadanos extranjeros sin visado, pero estas conversaciones no han dado de momento ningún resultado.
«Nuestro mensaje es que el Gobierno va a responder a la situación, ahora es el momento actuar. Más allá de la cantidad, hay que ver si se trata de un fenómeno. No es cuestión de prepararnos para absorber una gran cantidad de refugiados, sino de preservar la seguridad nacional», añadió Rantanen.
La ministra barajó varias posibles medidas en función de la gravedad de la situación, entre ellas limitar el horario de apertura de los pasos fronterizos, cerrar alguno de ellos o centralizar en un solo punto la tramitación de las solicitudes de asilo.
El asunto preocupa tanto a las autoridades finlandesas que fue el tema principal de la reunión que mantuvieron este martes el presidente del país, Sauli Niinistö, y los ministros responsables de la política exterior y de seguridad del Gobierno.
En marzo pasado, Finlandia empezó a construir una valla metálica de unos 200 kilómetros en los tramos más vulnerables de su frontera con Rusia para frenar la inmigración ilegal y una eventual llegada masiva de refugiados, como la ocurrida en 2015.
EFE