El papa ha pedido respeto por la dignidad de los migrantes a los países, que deben «gobernar los flujos del mejor modo posible, construyendo puentes y no muros, ampliando los canales para una migración segura y regular», en su mensaje para la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado que se publicó hoy.
Para esta jornada que la Iglesia católica celebrará el próximo 24 de septiembre bajo el título «Libres de elegir si migrar o quedarse», Francisco insta a que emigrar «pueda ser fruto de una decisión libre» y no obligada por las guerras y la pobreza, mientras aboga por «tener el máximo respeto por la dignidad de cada migrante».
«Es necesario un esfuerzo conjunto de cada uno de los países y de la comunidad internacional para que se asegure a todos el derecho a no tener que emigrar, es decir, la posibilidad de vivir en paz y con dignidad en la propia tierra», explica el pontífice.
«Dondequiera que decidamos construir nuestro futuro, en el país donde hemos nacido o en otro lugar, lo importante es que haya siempre allí una comunidad dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar a nadie fuera», afirma.
Recuerda en su discurso que «migrar debería ser siempre una decisión libre; pero, de hecho, en muchísimos casos, hoy tampoco lo es. Conflictos, desastres naturales, o más sencillamente la imposibilidad de vivir una vida digna y próspera en la propia tierra de origen obligan a millones de personas a partir».
«Entre las causas más visibles de las migraciones forzadas contemporáneas se encuentran las persecuciones, las guerras, los fenómenos atmosféricos y la miseria. Los migrantes escapan debido a la pobreza, al miedo, a la desesperación», apunta el papa.
Y para eliminar estas causas y acabar finalmente con las migraciones forzadas «es necesario el trabajo común de todos, cada uno de acuerdo a sus propias responsabilidades», destaca.
Pero también, subraya, es necesario «detener la carrera de armamentos, el colonialismo económico, la usurpación de los recursos ajenos, la devastación de nuestra casa común».
«Está claro que la tarea principal corresponde a los países de origen y a sus gobernantes, llamados a ejercitar la buena política, transparente, honesta, con amplitud de miras y al servicio de todos, especialmente de los más vulnerables», añade.
Y alerta de que «allí donde las circunstancias permitan elegir si migrar o quedarse, también habrá de garantizarse que esa decisión sea informada y ponderada, para evitar que tantos hombres, mujeres y niños sean víctimas de ilusiones peligrosas o de traficantes sin escrúpulos».
El Vaticano también publicó una oración del papa en la que pide a Dios para que a todos «se les asegure la libertad de elegir si migrar o quedarse» y «para que podamos manifestar tu ternura a cada migrante que pones en nuestro camino y difundir en los corazones y en cada ambiente la cultura del encuentro y del cuidado».
EFE