Francisco, impulsor de reformas fundamentales en la Iglesia y la Santa Sede, también quiere acabar con el histórico secretismo que ha rodeado durante siglos la salud de los pontífices, como se ha podido comprobar durante su hospitalización estas dos últimas semanas.
En un alarde de transparencia, el Vaticano está facilitando información médica diaria y detallada del estado clínico del pontífice, de 88 años e ingresado desde el pasado 14 de febrero en el hospital Gemelli de Roma con una bronquitis que se complicó por una infección polimicrobiana y una neumonía bilateral.
El mundo sabe hoy más detalles de la salud del papa que la de cualquier otro líder del planeta, coinciden los expertos consultados por EFE.
Boletines médicos diarios
En los comunicados con los que la oficina de prensa del Vaticano actualiza cada tarde el estado de Francisco, se han incluido aspectos como una infección «polimicrobiana» (de virus, bacterias y hongos) o la necesidad de hacerle transfusiones de sangre debido a una «trombocitopenia» (nivel bajo de plaquetas).
«Hemos pasado de la reserva excesiva a la máxima transparencia planetaria. Esto no había sucedido nunca», asegura Juan Vicente Boo, un profundo conocedor de la historia del Vaticano y sus papas, sobre el que ha escrito varios libros, y antiguo corresponsal del diario español ‘ABC’ durante más de 20 años.
El boletín del pasado sábado, que puso al mundo entero en vilo, revelaba que su estado era «crítico» tras presentar «una crisis respiratoria asmática prolongada, que requirió también la aplicación de oxígeno de alto flujo».
«Es un cambio importante que también tiene que ver con la estatura mediática que ha adquirido el papado y ante esa demanda de información, llega un momento en que también la propia Santa Sede tiene que reaccionar», sostiene Francisco Pérez Latre, director académico de la Universidad de Navarra (España) e investigador de comunicación vaticana.
La actual apertura informativa, comparada con los últimos años del pontificado de Juan Pablo II (1978-2005), cuando su salud se deterioró enormemente, supone un cambio brutal.
«Cuando yo llegué en 1998, era evidente que Juan Pablo II tenía Parkinson, pero no se hablaba de eso. Hubo un momento determinado en que el portavoz, Joaquín Navarro Valls, que era psiquiatra, se refirió a un ‘síndrome extrapiramidal’: cualquier cosa para evitar la palabra Parkinson», resume Boo.
La publicación de los detalles médicos sobre Francisco es algo que «no ha sucedido con nadie y no solo en el Vaticano», dice citando como ejemplo al expresidente estadounidense Joe Biden, del que «ocultaron por completo su fase de senilidad».
«Es una transparencia mayor de la vista con las enfermedades de otros líderes mundiales», recalca Pérez Latre.
El estilo Francisco contra la desinformación
Esta nueva forma de informar sobre la enfermedad tiene mucho que ver con lo que se podía denominar ‘el estilo Francisco’, una comunicación «espontánea», con «ese punto de frescura que todos conocemos», explica el académico, al que no le extraña que «dar a conocer lo que realmente está pasando» sea «una decisión del propio papa».
Así lo confirmaron los médicos que le atienden en el Gemelli en una rueda de prensa al cumplirse la primera semana de hospital, al señalar que la voluntad de Francisco es «informar y que no se esconda nada», lo que contrasta con «el celo con el que se ha guardado siempre la salud de los papas, que era algo casi secreto», añade Pérez Latre.
A juicio de Boo, «es una decisión suya que además tiene mucho mérito y muestra que Francisco ha aprendido de sus errores» porque «al principio del pontificado se esquivaban mucho las informaciones médicas» y ahora la comunicación es «mucho mejor que en hospitalizaciones anteriores».
Y aunque los partes médicos diarios no evitan los bulos y la desinformación, como se ha visto en los primeros días de su hospitalización, cuando apareció publicado en internet que Francisco había recibido la extremaunción o que le quedaban menos de 72 horas de vida, si mitigan su impacto.
«Es la mejor manera de contrarrestarlo. Aunque el 80 % de la información que circula sea falsa o manipulada, al menos hay un 20 % de información correcta que la gente puede encontrar», explica Boo, que tiene claro que detrás de los bulos están «como siempre millonarios estadounidenses hostiles al papa».
Además, señala Pérez Latre, Francisco «comprende los medios a pesar de que es una persona que no accede a Internet, que no ve la televisión, que sigue leyendo en papel» porque para él «los medios son otra manera de estar cerca de las personas», que es «parte de su ADN». EFE