Tras 14 meses de espera, todo apunta a que finalmente los trabajadores de la administración pública recibirán el ajuste de salario por el cual presionaron con protestas de calle durante gran parte de 2022, ya que este próximo 1° de mayo, se espera el tradicional aumento del salario mínimo que el chavismo decreta cada Día del Trabajador, excepto por el año pasado.
A pesar de que las expectativas en torno al aumento salarial están en alza por el acompañamiento de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el Foro de Diálogo Social, parece que no se cumplirán las exigencias del sector laboral relativas a la reivindicación de los derechos laborales, el respeto a las convenciones colectivas y, especialmente, un sueldo digno que permita cubrir la Canasta Básica Familiar.
El contexto económico del país y las condiciones financieras del Estado dan todos los indicios para razonar que el aumento salarial se quedará muy por debajo del deseado por los trabajadores venezolanos y que defraudará también a los dirigentes sindicales que han propuesto montos que consideran viables.
Economistas consultados por TalCual coinciden en que un incremento sustancial del salario mínimo, al pagarse en bolívares, ocasionaría una vorágine inflacionaria por el incremento desmedido de la masa monetaria, con un Banco Central de Venezuela (BCV) que ya ha demostrado ser capaz de emitir dinero de forma ilimitada para pagar los compromisos salariales del Estado.
«Una limitante para aumentar el salario es la inflación. No basta solo con ver cuánto dispone el Gobierno para financiar el incremento, sino cuál va a ser el efecto en la circulación de bolívares, porque el Gobierno sigue pagando sueldos en esa moneda. Eso lleva a pensar que cualquier aumento de salario va a llevar un incremento de la masa monetaria», explica el economista de Ecoanalítica, Luis Bárcenas.
La gigante nómina del sector público, que supera los 8 millones de beneficiados entre empleados, militares y pensionados, impone una carga enorme para la deteriorada economía venezolana.
Actualmente, la liquidez monetaria reportada por el BCV para la segunda semana de abril era de 28.551 millones de bolívares; mientras que el salario mínimo de Bs 130 arropa apenas Bs 1.040 millones. Un incremento salarial como el que se especula, en torno a 30 dólares, implicaría un sueldo de Bs 742 para los 8 millones de beneficiarios, es decir, unos Bs 5.936 millones mensuales. Los bolívares dedicados al pago de nómina del Gobierno se quintuplicarían.
«Ya con esos 30 dólares, que es un escenario supuesto, hablamos de que estarías incrementando notoriamente la cantidad de bolívares en la economía, en un entorno en el cual el bolívar no goza de credibilidad por parte del venezolano. Nadie quiere ahorrar en bolívares. Obviamente, ese aumento va a llevar a mayor inflación», insiste Bárcenas.
El ajuste salarial previo se produjo en marzo de 2022 y la remuneración se fijó en Bs 130 aunados a Bs 45 por concepto de bono de alimentación. Estos Bs 175 equivalían, por aquel entonces, a unos $40 y constituyó un incremento de 1.700%. Sin embargo, en ese momento, no se tradujo en una aceleración de la tasa de inflación. El Gobierno contaba con fondos suficientes para asumir el impacto.
Un nuevo panorama se cierne en el marco de este aumento salarial en 2023, con una economía que empieza a entrar en recesión nuevamente tras un leve crecimiento hacia finales de 2021 y en todo 2022. A este contexto se suma una trama de corrupción destapada en Pdvsa que genera inestabilidad en una industria que de por sí quedó estancada en niveles de producción en torno a los 700.000 barriles diarios (b/d). En conclusión, el chavismo tiene problemas de caja.
«¿De dónde vienen los dólares del Gobierno? De exportaciones, fundamentalmente a China. Allí es que ha ocurrido el escándalo de corrupción. La estimación del propio Gobierno sobre cuánto facturó entre 2020 y finales del año pasado fue de unos 25.000 millones de dólares. De eso, una parte no la han logrado cobrar», explaya el experto petrolero Francisco Monaldi.
El también director del Centro de Energía y Medio Ambiente del IESA considera que las ganancias de Venezuela por renta petrolera deberían ser de aproximadamente $25.000 anuales para poder sustentar un aumento salarial sólido, pero esta es la cantidad de dinero que ha conseguido el Estado en los últimos tres años por la venta de hidrocarburos.
«Para que se pueda subir el salario mínimo de manera sustentable, que no genere inflación ni devaluación, deben incrementar las exportaciones», afirma.
Aproximación a un aumento salarial
Diversos planteamientos, solicitudes e incluso propuestas han surgido en los últimos meses, especialmente en el contexto del Foro de Diálogo Social que reúne a representantes de la empresa privada, organizaciones sindicales y autoridades del Gobierno bajo la mediación de la OIT.
Tras haber instalado esta instancia hace ya más de un año, los resultados están aún por verse en el cumplimiento de los convenios 26, 87 y 144, relativos a salarios, libertad sindical y diálogo tripartito, respectivamente.
En la última sesión del Foro de Diálogo Social, llevada a cabo a inicios de enero de 2023, se acordó instalar mesas técnicas con representantes de cada una de las partes que están negociando, con la finalidad de determinar un mecanismo que permita fijar un salario mínimo viable y sostenible en el tiempo, basado en indicadores macroeconómicos.
Jorge Roig, miembro del Consejo de Administración de la OIT y actor recurrente del Foro de Diálogo Social, ha recalcado durante las últimas semanas que las conclusiones de estas mesas técnicas serán presentadas al Gobierno, pero no tendrán carácter vinculante, pues solo el Ejecutivo puede decidir la fecha y el monto del salario mínimo.