Junto con el General de Brigada Rafael Antonio Franco Quintero, inició la más tenebrosa etapa de tortura, persecución y amenaza contra militares y civiles.
Sebastaiana Barraez | Frontera Viva
Alexánder Enrique Granko Arteaga es Teniente Coronel de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y funge como Jefe de la Unidad de Asuntos Especiales (DAE) de la Dirección general de Contrainteligencia Militar (Dgcim); es el verdadero poder en ese organismo, donde han ocurrido terrible torturas. Él, junto con el General de Brigada Rafael Antonio Franco Quintero iniciaron la más tenebrosa etapa de tortura, persecución y amenaza contra militares y civiles, algunos presos políticos, otros a quienes la revolución consideró traidores y les activó expedientes por corrupción.
Egresado de la Escuela de Formación de Oficiales (Efofac), de cuarto lugar en la II Promoción “Batalla de la Miel” 2003, fue ascendido, el 29 de junio 2016, resolución 014717 a Mayor en la categoría Efectivo de comando y en el 2020 ascendió de numero uno a Teniente Coronel. Entre funcionarios de inteligencia se le considera un mérito que haya ejecutado al piloto Oscar Pérez y a un grupo de jóvenes que ya se habían rendido en la llamada Masacre de El Junquito.
Granko es el hombre poderoso de la DGCIM, aunque tenga superiores militares de más alto rango como coroneles, generales y al Mayor General y jefe de la Dgcim, Iván Hernández Dala. No solo es el que ha hecho posible la creación de numerosos expedientes que la Dirección de Investigaciones levanta contra militares y civiles detenidos, torturados, violentados en sus derechos humanos, sino que además influye en la administración de justicia cuando de alterar fechas o cuadrar testigos se refiere.
Se exhibe en actividades en motos de alta cilindrada, bicicletas, con armas en ejercicios, pero Granko también tiene atracción por las propiedades, vehículos costosos, negocios relacionados a la chatarra y todo lo que sea rentable en los puertos de La Guaira y Puerto Cabello.
Los funcionarios de la DGCIM, desde que la estructura de poder y tortura se instala con Granko y Franco en la DGCIM, también debió ceder recompensas para lograr lealtad por parte de funcionarios dispuestos a hacer cualquier cosa por obtener beneficios; así participan en el botín de guerra, como llaman a las pertenencias que se roban, sean divisas, prendas de oro incluso fantasía costosa, armas, celulares, ropa y zapatos de marca, computadoras, artefactos eléctricos, e incluso vehículos; ese botín es vendido en el mercado negro y las ganancias se reparten entre los participantes y los testigos estrellas que la DGCIM usa en sus informes.
Pero el botín de Granko es más alto; son casas, haciendas, hatos, aviones, vehículos de lujo. Un ejemplo de ello fue lo ocurrido el 14 de agosto 2020 cuando funcionarios de DGIM, a cargo del capitán Ibis Ramírez, diciendo que cumplía órdenes de Granko Arteaga, allanan la quinta Los Gnomos en la Urbanización El Caribe, calle Club Yacht, Caraballeda, La Guaira.
Esa hermosa vivienda, edificada por César Capriles en 1968, fue heredada por su nieta Isabel González Capriles, la legítima propietaria quien la había dado en arrendamiento a la pareja con tres niños que fueron desalojados por Dgcim. No hubo orden de allanamiento, no hubo orden de ningún tribunal, solo el capricho de Granko que quería la vivienda, la cual tiene un atractivo y pequeño puerto o embarcadero privado con salida al mar.
Como en otros casos y propiedades, la Dgcim sabe que Isabel González, quien es hija de Mitzi Capriles y esposa del exministro Andrés Izarra, no se atreve a venir al país a reclamar la casa sin riesgo de ser encarcelada, así que le arrebatan la propiedad, sin derecho a la defensa, violentaron las cerraduras, cubrieron las cámaras de vigilancia y se quedaron con los muebles de Los Gnomos.
La quinta
Desde que la vivienda fue allanada por la Dgcim, se ha convertido en una de las propiedades que usa Granko con personas de su interés personal, como ocurre con Paola Dávila una modelo, quien publica en sus redes sociales fotos del interior de la quinta, usufructuando la propiedad, los muebles, la vajilla y todo lo que hay en la vivienda de Isabel González.
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