Como «dramática» calificó el dirigente político del Municipio Guaicaipuro Sergio Graffe, la situación que están padeciendo los habitantes de la parroquias foráneas de Guaicaipuro.
Reseña que la acumulación de problemas que no son atendidos ni por la alcaldesa del municipio ni por el Gobernador de Miranda, quienes sólo dan una «vueltica cuando hay elecciones a buscar votos», tiene al pueblo en caos.
Graffe narra que el suministro de agua en zonas como Paracotos, Altagracia de la Montaña y Tácata es precario.
En Tácata «sólo existe una pequeña bomba que distribuye el agua potable para toda la población, pero debido a su reducida capacidad tienen que racionar la distribución del líquido por sectores y hay lugares que llega cada 15 días o más».
Incluso un tanque australiano de 600.000 litros que servía para redistribuir el agua desde el río hasta el pueblo está abandonado porque se llevaron la bomba para rebombear y nunca la regresaron.
Otro los problemas de mayor envergadura para los tacateños es su liceo. «Hace tiempo que el único liceo de Tácata, el Monseñor Pérez de León, está casi a punto de desplomarse y comenzaron a construir un liceo nuevo, pero desde hace 5 años que abandonaron los trabajos y solo dejaron ruinas de cabillas y cemento» .
Tácata – agregó Graffe – no escapa a los problemas de seguridad que aquejan la jurisdicción mirandina. «La población está en manos de la delincuencia y los productores del campo han tenido que abandonar sus tierras porque los obligan a pagar “vacunas” o les roban sus herramientas».
-Los habitantes ya a las cinco de la tarde se atrincheran en sus casas ante el temor de que los asalten en plena calle.
A leña
El servicio de gas llega cada tres meses y cobran 1.800.000 por una bombona grande, 800.000 por una mediana y 600.000 por una pequeña.
«Los tacateños tienen que cocinar a leña o comprar las bombonas en dólares en Cúa, que es la población más cercana, la que deben caminar por falta de transporte», dijo.
En la popular población sólo existen dos unidades de Transmiranda para cubrir la ruta desde Tácata hasta Cúa, pero es insuficiente y los usuarios se ven obligados a montarse en cambote sin guardar la distancia social, lo que se convierte en una situación riesgosa por el contagio del covid-19.
«Lo más insólito es que la alcaldesa es oriunda de Tácata y antes iba sólo a visitar a su familia, pero hace tiempo que se la llevó a vivir a Los Teques y jamás se le han vuelto a ver la cara por la parroquia», puntualizó Garffe.
Redacción El Tequeño