La Venezuela democrática se lanzó a hacer cola desde la madrugada, sabedora de que esté histórico 28-J no se trata de una fiesta, sino de un ejercicio de resistencia contra el poder. Miles y miles de personas esperaron pacientemente durante la noche, provistas de sillas, incluso con sus partidas de dominó en los 23 estados del país caribeño. Intentaron amedrentarles, con los paseíllos de paramilitares en motocicleta, incluso con disparos al aire.
La gente fue llegando hasta que a las seis de la mañana (doce del mediodía en Madrid) las colas enormes adornaban buena parte de los centros electorales. En las últimas horas, se produjeron 22 detenciones arbitrarias, que se unen a las más de 80 durante la campaña electoral. También se registraron 28 casos de intimidación y hostigamiento, la mayoría contra dirigentes opositores y sindicalistas.
Pese a que la ley lo prohíbe de forma taxativa, la empresa Hinterlaces ha publicado una exit poll, que determina que Nicolás Maduro cuenta ahora con el 54,57% de los votos frente al 42,82%. Semejante milagro estadístico, que dista radicalmente de lo que se percibe desde la madrugada en Venezuela, tiene nombre y apellido: Óscar Schemel, empresario que funge como uno de los principales asesores de Maduro. Otra exit poll, en cambio, adelanta una amplia victoria para el opositor Edmundo González Urrutia, que a las 13 horas (19.00 horas en España) obtendría el 58,71% de los votos frente al 37,24% de Nicolás Maduro. La encuesta ha sido difundida por Andrés Izarra, exministro de Comunicaciones con Hugo Chávez, hoy en el exilio.
El candidato opositor Edmundo González Urrutia ya ha ejercido su derecho al voto en Caracas. «Lo que vemos son colas de alegría y esperanza. Somos un solo pueblo en busca de la libertad. Hoy comienza el día de la reconciliación. Confiamos en que la fuerza armada hará respetar la voluntad del pueblo«, subrayó el antiguo diplomático, candidato unitario de la oposición democrática.
María Corina Machado
«Lo que se está viendo es el acto cívico más importante de nuestra historia. Ya han votado más de nueve millones de personas (a falta de cinco horas para el cierre de los centros electorales), lo que representa 9,300.000 personas, una cifra de participación del 41%. Esto es enorme», aseguró por su parte María Corina Machado tras ejercer su derecho a voto en Caracas. Lo hizo sin periodistas, a quien los militares no permitieron acceder al colegio electoral.
«Hoy el anhelo de ser libre es una certeza: vamos a ser libres. Como va la cosa, creo que vamos a tener resultados, como dicen ellos, irreversibles», añadió la líder opositora. «Me siento orgullosa de que estamos conquistando una lucha de redención», certificó la líder de Vente Venezuela, quien detalló que gracias a la lucha de los testigos de la oposición se consiguió tener representación en todos los centros, pese a los problemas suscitados en 1.300 mesas.
Machado advirtió sobre la ralentización del proceso (Operación Morrocoy) y escaneo de cédulas (carnets), que no se justifica. «Los testigos son los héroes de este proceso. La autoridad son ustedes, miembros de la mesa», subrayó Machado, quien insistió en que «necesitamos que todo el mundo siga presente en su centro de votación, que los testigos sepan que no están solos. El escrutinio es un acto público, la gente puede entrar y ver el recuento del voto, papelito por papelito. Todo el mundo allí validando y acompañando».
«El centro es el centro». Es la consigna de la oposición hacia su millón de voluntarios: permanecer en el centro de votación hasta el final del propio recuento.
«¡Y va a caer, este gobierno va a caer!»
En Petare, una de las mayores favelas de América Latina, las colas de votantes son verdaderos ríos humanos. Pese a las horas de espera por culpa de la Operación Morrocoy (tortuga venezolana), los ciudadanos están decididos a ejercer su derecho. Animados por las evidencias, comenzaron a cantar «¡Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer!». Héctor Rodríguez, gobernador chavista de Miranda y muy cercano a Maduro, fue abucheado al salir del centro de votación en el sector Barrio Unión, de Petare. Según el Centro de Investigaciones Populares, los deseos de cambio entre las clases populares venezolanas se elevan por encima del 80%.
«Nunca he visto una participación tan masiva como esta. Estamos muy atentos a todo el proceso», señaló tras ejercer el voto el cardenal Baltazar Porras.
El candidato Daniel Cabellos, abanderado del partido AREPA, fue recibido en su centro de votación caraqueña con una salva de pitos y gritos de traidor. El ex-preso político, que llegó a ser uno de los dirigentes más cercanos a Leopoldo López, es uno de los siete candidatos colaboracionistas con los que el chavismo pretende restar votos a Edmundo González Urrutia. El gobernador de Anzoátegui, Luis Marcano, también fue repudiado al ir a votar.
Anteriormente, dos horas y media después de abrir los centros electorales, compareció Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), y, visiblemente nervioso, aseguró que el 95% de las mesas electorales estaban habilitadas. El estrecho colaborador de Nicolás Maduro atacó con saña a los enviados internacionales expulsados por el chavismo, incluso vinculó con el narcotráfico a los expresidentes latinoamericanos Mireya Moscoso, Vicente Fox, Jorge Tuco Quiroga y Miguel Ángel Rodríguez. También aprovechó la ocasión para soltar un discurso político y llamar mentiroso al cardenal Baltazar Porras.
En su segundo boletín, el opositor Comando Con Venezuela asegura que en las cuatro primeras horas ha votado el 17% del censo nacional, en torno a 3,7 millones de personas. «Muchísima gente, jamás se había visto algo así antes. Vamos a ganar a Maduro. Aquí ya estábamos desde las dos de la madrugada», aseguró a EL MUNDO Kenia Gutiérrez, una de las responsables opositoras en el Colegio Nuestra Señora del Valle, en el estado llanero de Guárico.
En el colegio caraqueño de Parque Central confluyen los votantes de San Agustín, antiguo bastión chavista, con el sector más cercano a la plaza, con representación opositora. Durante años fue un forcejeo entre ambos bandos, hoy el voto es mayoritariamente para el opositor Edmundo González, fiel reflejo de lo que sucede en el país.
Las bases del chavismo lucen hoy más desmovilizadas que nunca, incluso el famoso punto rojo (un toldo instalado cerca del centro electoral en donde se extremaba el control social sobre las personas con vínculos con el Estado) estaba destartalado. «Hoy los chavistas están de civil con una mesa blanca y poco más. Están aislados. Pero en la parte opositora hay cientos y cientos de personas con la euforia de votar», describe a EL MUNDO Leanyer Rojas, de 24 años.
«Salgamos a votar en familia con fuerza, alegría y convicción, porque lo vamos a lograr», reclamó María Corina Machado en su primer mensaje al país, mientras pedía a sus seguidores que entonaran el himno nacional.
Frente a la maquinaria fraudulenta de la revolución, la oposición democrática ha puesto en marcha un plan para defender el voto con un millón de voluntarios, los «héroes anónimos» de este proceso. Entre ellos destacan en torno a 80.000 testigos de mesa, que se han encontrado las primeras dificultades. «El pueblo venezolano merece elecciones que reflejen genuinamente su voluntad», acotó el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken.
El chavismo, por su parte, activó desde la madrugada su maquinaria fraudulenta para impedir el acceso de testigos de mesa de la oposición y para amedrentar a quienes decidieron permanecer en cola y vigilia junto a los colegios electorales. El plan oficialista inicial trata de impedir el papel garante de los ciudadanos, además de ralentizar y manipular el proceso en las zonas con mayor voto opositor.
«Ni un incidente electoral, una campaña electoral libre y abierta. El único candidato perseguido se llama Nicolás Maduro, perseguido internacionalmente por los poderes del mundo», predicó el mandatario revolucionario tras ejercer su derecho al voto en Caracas.
De esta forma el chavismo cambia de estrategia: en otras presidenciales tanto Hugo Chávez como Maduro aprovechaban el foco de los medios de comunicación tras votar pasadas las dos de la tarde para ordenar el inicio de la Operación Remate, el operativo gubernamental para forzar y trasladar a las urnas a cientos de miles de personas.