Un deslave puso en vilo a los habitantes del barrio San Isidro, ubicado en las cercanías de la carretera vieja Petare-Guarenas, en el estado Miranda. Las fuertes lluvias del lunes 6 de noviembre incidieron en un fuerte movimiento de tierra que ocasionó un deslave en la noche del lunes y que, todavía en horas del mediodía de este martes, mantenía bloqueada la entrada principal de la comunidad.
Los vecinos de San Isidro indicaron que no ocurría una situación similar en la zona desde hace cuarenta años. Una de las principales demandas de quienes viven en San Isidro es que funcionarios de la gobernación de Miranda y de la alcaldía de Sucre se acerquen al lugar para colaborar con el movimiento de tierra antes de que se presente otro aguacero.
“Esto puede ser mucho peor. Ya tenemos tierra, piedras y barro. Si vuelve a llover hoy, y no han movido la tierra, puede ocurrir una tragedia”, alertó uno de los vecinos del barrio a Efecto Cocuyo.
El deslave dejó varias viviendas afectadas y más de 30 familias en condiciones vulnerables. Otras casas que están más cerca de la quebrada presentaron deslizamientos más fuertes y los habitantes aseguran que en cualquier momento se pueden desplomar.
En San Isidro pasaron la noche sacando agua de las casas
En la mañana de este martes 7 de noviembre el agua todavía corría por las dos principales calles del barrio San Isidro. Todavía tenía fuerza y un tono marrón. Desde antes de entrar al barrio se veían los primeros efectos de la lluvia del lunes por la noche: árboles caídos, piedras en la vía y barro por todas partes.
Los autobuses se desviaban y las personas que necesitaban salir tenían que caminar una larga distancia para poder tomar transporte público. “Esto tienen que resolverlo hoy mismo porque estamos incomunicados”, dijo una de las habitantes del lugar.
Uno que otro motorizado se aventuraba a pasar por las montañas de barro y piedras que trancaban la entrada principal del barrio. Esa entrada que nace de la bifurcación de la carretera vieja que conecta a Petare con Guarenas. De resto, no había paso de vehículos.
Ya en el barrio las consecuencias eran evidentes: cientos de personas llenas de barro trabajando para sacar el agua de sus casas. Otras, con palas, recogían el lodo para agruparlo. Los niños del barrio también ayudaban ya que, debido al deslave, no hubo clases en la zona.
“Eso fue terrible. Uno escuchaba la lluvia como algo normal, pero de repente sonó como un estruendo muy fuerte y cuando nos asomamos vimos como se venía parte de la montaña. Caía agua, piedras. Tuvimos mucho miedo”, indicó el señor Israel, de 80 años de edad y habitante de una de las casas afectadas.
¿Qué ocurrió en San Isidro?
Lo que cuentan los vecinos es que cerca de las 10:00 de la noche del lunes 6 de noviembre se escuchó un fuerte sonido y que, en cuestión de minutos, las dos calles del barrio estaban llenas de lodo.
El agua comenzó a meterse en algunas casas y las personas gritaban para alertar al resto de los vecinos. “Unos minutos después de ese sonido se fue la luz. Ahí sí pensamos lo peor porque no veíamos nada y sólo se escuchaba el agua correr y la brisa”, dijo Zulymar González a Efecto Cocuyo.
Lo cierto es que después de horas de tensión, los habitantes del barrio no pudieron dormir porque ahora la tarea era sacar agua y barro de sus casas. Salvar lo que pudieran salvar y rogar que no vuelva a llover este martes.
El pedido es claro: que la gobernación de Miranda movilice máquinas a la zona para que puedan remover rápidamente el barro, las piedras y los árboles caídos antes de que pueda pasar algo peor.
“Yo tengo cuarenta años viviendo acá y esto nunca había pasado. Sí corría agua muchas veces, pero nunca un deslizamiento así. Hay que averiguar las razones para que esto haya pasado”, dijo el señor Israel a Efecto Cocuyo mientras colaboraba con otros vecinos para sacar más agua de las casas.
Para horas del mediodía, los habitantes de San Isidro comentaron que no tenían visitas de funcionarios de la gobernación, pero sí de algunos policías del municipio Sucre.
La lista de familias afectadas es de 30 y hay más de 10 viviendas en riesgo de colapso inminente si vuelve a llover con una intensidad similar a la del lunes por la noche.