Bajo el calor brutal del mediodía en el sur de Texas, la productora de nueces pecanas Magali Urbina debe lidiar con una escena frecuente en esta zona: una familia de migrantes deshidratados y heridos en su propiedad.
Frente a ella, agentes de la Patrulla Fronteriza colocan una vía intravenosa en el brazo del padre, un venezolano de 32 años con moretones oscuros y cortes recientes. Tiene el cuerpo hinchado.
Su esposa, de 22 años, se sienta junto a él llorando mientras sus dos hijos, de 5 y 8 años, observan alarmados aquella situación.
“Esto sucede todos los días con ese alambre”, dice Urbina mientras señala las caóticas bobinas de alambre de púas que brillan bajo el sol en Heavenly Farms, la propiedad que administra junto con su esposo, Hugo, en el pequeño pueblo de Eagle Pass.
“He visto esto todos los días esta semana”, afirma. Cuenta que unos días antes ayudó a liberar a una mujer embarazada del alambre de concertina.
Una estrategia controversial
Esta familia venezolana se enfrentó cara a cara con el efecto de la estrategia fronteriza del gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott: barreras flotantes en el Río Bravo y una ribera rodeada por alambres de púas y vigilada por policías estatales y locales y la Guardia Nacional de Texas.
Las autoridades del estado alegan que el plan, conocido como Operación Estrella Solitaria, busca evitar el ingreso ilegal de casi 400.000 migrantes a Estados Unidos, más de 30.000 arrestos criminales y la incautación de cientos de millones de dosis potencialmente letales de fentanilo.
“Hasta que el presidente (Joe) Biden revierta sus políticas de fronteras abiertas y haga su trabajo para asegurar la frontera, Texas seguirá protegiendo a los texanos y a los estadounidenses del caos a lo largo de la frontera”, dijeron los líderes de la operación en un comunicado conjunto publicado el 18 de julio.
Sin embargo, esta estrategia ha recibido severas críticas por parte del gobierno de Biden.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, se refirió recientemente a los maltratos denunciados de migrantes a manos de los uniformados de Texas como “abominables” y “despreciables”.
Atrapado entre los dos frentes de este debate está Eagle Pass, un pequeño pueblo de unos 30.000 habitantes que se encuentra al otro lado del Río Bravo, frente a la ciudad mexicana de Piedras Negras.
“Guerra territorial”
En Eagle Pass, las autoridades se apoderaron de uno de los principales parques de la ciudad, construyeron muros improvisados con contenedores y desplegaron una controversial línea de boyas en el río para disuadir a los migrantes, una medida que desencadenó demandas locales y federales y una denuncia diplomática de México.
Los críticos de las boyas aseguran que son un truco político y que es poco probable que tengan un impacto significativo en el flujo de migrantes.En los últimos días, varios grupos cruzaron el río en las inmediaciones de la barrera.
“Han convertido Eagle Pass en una zona de guerra”, le dijo a la BBC Jessie Fuentes, propietario de una empresa local de kayak que demandó al gobierno de Texas por las boyas.
“Siento que estoy en una guerra territorial entre el gobierno federal y el estatal.Y en el medio está nuestra comunidad”, agregó.
Fuentes, un profesor jubilado, es uno de los residentes de Eagle Pass que afirma que la Operación Estrella Solitaria trastocó su vida. En su caso, las boyas fronterizas frustraron su intento de hacer más dinero y complementar su pensión ofreciendo recorridos en kayak por el Río Bravo.
“Mi objetivo en la vida era relajarme en ese río y mostrarle a la gente lo hermoso que es”, dijo. “Pero eso se fue al diablo. Para mí, no es político. Es la otra P, es personal. Lloré cuando vi esas barreras”.
En ningún lugar de Eagle Pass es tan visible el despliegue de la Operación Estrella Solitaria como en Heavenly Farms, la extensa granja de nueces pecanas de 121 hectáreas de la familia Urbina en las afueras de Eagle Pass, cerca de las boyas del río.
Los bordes exteriores de la propiedad a lo largo del Río Bravo fueron tomados por las autoridades estatales, que colocaron terraplenes, alambre de púas y cercas cerradas en un intento por disuadir a los migrantes de pasar hacia Estados Unidos.
Estas medidas, afirma la familia Urbina, se tomaron a pesar de sus protestas y súplicas, tanto por sus bienes como por la seguridad de los migrantes.
“Están entrando sin autorización a nuestra propiedad y militarizándola. Ni siquiera podemos entrar a la zona”, señaló Hugo Urbina. “Básicamente robaron y destruyeron una parte de nuestra propiedad”.
Urbina dijo que el movimiento constante de camiones pesados y vehículos militares afectó los niveles de producción de la finca, lo que cree que se debe al “flujo constante de tierra” en el aire.
“Ha sido devastador para nosotros”, dijo.“Y ni siquiera permiten que la patrulla fronteriza haga su trabajo correctamente. Se convirtió en una situación insegura”.
El beneficio económico
Los habitantes de Eagle Pass tradicionalmente han tenido una estrecha relación con la patrulla fronteriza. Muchos residentes, de todo el espectro político, dicen estar a favor de una frontera fuerte, incluso si no están de acuerdo con las tácticas y la estrategia de Abbott.
“Hay muchas reacciones diferentes dentro de la comunidad, debido a todos los [migrantes] que están en las calles o han sido liberados”, apuntó Pepe Aranda, exalcalde de Eagle Pass durante dos mandatos y quien ahora dirige una agencia de bienes raíces.
“Está muy dividido en este momento”.
Otros señalan que, si bien la operación alteró algunos ámbitos de la vida de la ciudad, también generó beneficio para ciertos sectores de la economía local.
“Es la parte que nadie quiere decir en voz alta”, dijo un empresario local que pidió no ser identificado. “Hay mucho dinero involucrado en esto”.
Los hoteles, por ejemplo, están llenos de miembros de la Guardia Nacional y policías estatales de fuera de la ciudad, mientras que los restaurantes reciben un flujo constante de personal uniformado.
“Complicado, diría yo, es la mejor palabra para describir lo que está pasando”, opinó Elías Díaz, miembro del concejo municipal de Eagle Pass. “Este es un pueblo que carece de mucha infraestructura. Mucha gente vive en la pobreza”.
“Vemos que se inyecta una gran cantidad de dinero en la operación. Parte de él genera empleos para las personas y mantiene los hoteles llenos”, agregó Díaz. “Pero al mismo tiempo, no ha hecho más que crear caos para tratar de frenar la migración”.
Abbott y los funcionarios de Texas ignoran las críticas contra la Operación Estrella Solitaria. Refutan las afirmaciones de que los migrantes están siendo maltratados y prometen luchar contra cualquier desafío legal a su autoridad en los tribunales.
El gobierno federal, por su parte, ya presentó una impugnación legal por las boyas del río e investiga reportes de migrantes que han sido maltratados.
Sobre el terreno en Eagle Pass, algunos dijeron que temen que sus voces se pierdan en medio del debate más amplio entre los políticos lejos de la frontera.
“Hablen con nosotros”, suplicó Fuentes. “No vengan y construyan muros o barreras sin conocer realmente nuestra área. No nos falten el respeto”.