Mariana González, hija del líder opositor, Edmundo González Urrutia, denunció este martes en un nuevo comunicado la desaparición forzada de su esposo Rafael Tudares, quien cumplió dos meses lejos de su familia a causa de un capricho de Nicolás Maduro.
A continuación, el comunicado íntegro:
RAFAEL TUDARES BRACHO
A DOS MESES DE SU DESAPARICION FORZADA
Desde hace más de dos meses mi esposo Rafael Tudares Bracho se encuentra en una inhumana situación de desaparición forzada ejecutada por el Estado venezolano, situación que cruelmente se ha mantenido desde su detención arbitraria ejecutada el martes 7 de enero de 2025, por funcionarios y efectivos de seguridad del Estado, frente a nuestros dos niños. Seguimos sin tener información concreta sobre su integridad física y personal, sobre su estado de salud y vida.
Como les consta a las autoridades, personalmente he recorrido decenas de centros de detención en Caracas y sus alrededores buscando a mi esposo. No obstante, las autoridades y órganos de seguridad que lo tienen y mantienen privado de su libertad, oculto y en cautiverio, clandestinamente, en algún lugar desconocido, han decidido y han ordenado a sus funcionarios no permitirme saber el lugar real y concreto donde se encuentra Rafael.
Este tiempo, estos 60 días, han sido duros y fuertes, de mucha indignación y dolor. He visto y presenciado situaciones que jamás en la vida me imaginé presenciar. He constatado como las
autoridades mienten abiertamente o, dicen y afirman algo y, posteriormente, ofrecen otra “información” y versión de los hechos y situaciones, sin mayor reparo y consideración
humano ante una situación tan grave.
He presenciado como funcionarios de los centros de detención ocultan información a los familiares que buscan a sus seres queridos. En momentos en que inevitablemente he llorado de la indignación e impotencia por no encontrar a Rafael, se me ha tratado de forma cruel, porque pareciera que hasta llorar ante estas circunstancias está prohibido. No obstante, he tenido que asumir esta lucha en búsqueda de mi esposo con mucha resistencia física y mental para aguantarme en pie y firme ante mis hijos, sin renunciar a hacer todo lo humanitariamente posible por su padre.
Pude conocer directamente por parte de las autoridades, que Rafael supuestamente habría sido sometido a una irregular audiencia de presentación ante los tribunales penales con competencia en delitos contra el terrorismo, en la que se le habrían imputado, en grado de supuesta complicidad, los supuestos hechos y delitos que se le han pretendido atribuir a mi papá, sin permitirle a Rafael el ejercicio pleno y efectivo de sus derechos humanos, entre ellos, a estar asistido por un abogado de su confianza y previamente comunicarse conmigo.
Hay graves irregularidades en la presentación de Rafael ante Tribunales. Hasta en eso he visto como se me miente o cambia la versión de los hechos. Primero me informaron que la audiencia de presentación fue el 10 de enero de 2025 y ello se me aseguró reiteradamente el 21 y el 26 de febrero. Luego de varias visitas a tribunales y a la Defensoría Pública, se me dijo el 5 de marzo, que la “audiencia de presentación” habría sido el 18 de febrero de 2025.
Además, fui informada que su defensor asignado que no estuvo presente durante en la audiencia presentación, y al preguntar quién estuvo presente como su defensor, se me informó que fue asistido con un compañero del defensor asignado cuyo nombre no se me dio. En resumen, solo he podido tener un conocimiento muy general y “referencial”, muy genérico y vago, de esa irregular e inconstitucional audiencia de presentación a la que fue sometido Rafael. Se supone que el defensor público que estuvo presente en esa audiencia tiene que informarme, como esposa de Rafael, sobre la verdadera fecha y los detalles del desarrollo de esa audiencia de presentación y tendría que haber cumplido con lo establecido en el Artículo 26 numerales 1, 2 y 4 de la Ley Orgánica de la Defensa Pública de Venezuela.
A Rafael se le habría asignado un centro de reclusión y detención donde ya he verificado personalmente NO está, no se encuentra. Esa verificación la realicé por todos los canales
regulares y oficiales posibles.
En otras palabras, para pretender solapar y justificar la situación de desaparición forzada en que se mantiene a Rafael, se le ha creado y construido un “proceso judicial”, absolutamente irregular, que claramente carece de legalidad y legitimidad, mientras desconozco absolutamente su paradero.
En realidad, a Rafael lo mantienen en una cruel situación de desaparición forzada sólo por ser yerno de mi Padre y, ese supuesto grado de “complicidad” que ahora se le pretende atribuir con un irregular proceso penal, es solo una maniobra, artificio y fraude a la Constitución y sus derechos humanos, para evadir el principio según el cual la supuesta responsabilidad penal que se pretende atribuir a una persona, no se le puede atribuir y extender a sus familiares. Es decir, no se puede tener de rehén a un familiar.
Comprendo ahora el pronunciamiento público y el informe de alegación que emitió el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la ONU el 28 de febrero de 2025, conjuntamente con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en el que se describe, en resumidos términos, que en Venezuela existe “un patrón generalizado o sistemático de desaparición forzada, en cuya comisión u ocultamiento estarían implicadas diversas autoridades venezolanas, incluyendo las más altas autoridades del país, el SEBIN, la DGCIM, la Guardia Nacional Bolivariana, la Policía Nacional Bolivariana (…), el poder judicial, la Defensoría Pública y la Fiscalía General, entre otros”. En ese documento, el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas de la ONU, el 28 de febrero de 2025, conjuntamente con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instaron a las autoridades venezolanas a “proporcionar información sobre la suerte y paradero de las personas actualmente desaparecidas”, en garantía de sus derechos humanos. La terrible, grave e inhumana situación de desaparición forzada que sufre actualmente Rafael, es un hecho que está prohibido expresamente en la Constitución en su artículo 45 y que, además, representa una grave violación también de: (i) la Declaración Universal de Derechos Humanos (ii) la Convención Internacional para la Protección de todas las Personas contra Desapariciones Forzadas, (iii) la Declaración sobre la protección de todas las personas contra desapariciones forzadas, (iv) la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, (v) el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos y (vi) la Convención Americana sobre Derechos Humanos. La desaparición forzada es un crimen grave contra los derechos humanos y crimen de lesa humanidad tipificado como tal por el artículo 7, letra i) del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional.
Hace ya prácticamente un año, las vidas de todos los miembros de mi familia, incluyéndome, dio un giro inesperado, ninguno de nosotros lo buscó. Mi papá fue por muchos años un servidor del Estado venezolano, un diplomático de carrera, quien dejó bien en alto el nombre nuestro amado país. Su único interés ha sido poner su grano de arena para construir un mejor país para TODOS los venezolanos. Si bien siempre hemos sido, somos y siempre seremos una familia fuerte, unida y formada con buenos principios y valores, hoy somos una familia destruida.
Yo aún no supero el destierro de mis padres y ahora enfrento una cruel e inhumana realidad. Ser la hija de mi padre no es un delito, más bien es un inmenso orgullo, siempre lo ha sido y siempre lo será. Ser el yerno de padre tampoco es un delito. Rafael no es político, ni él ni yo tenemos incidencia o influencia alguna en la política.
Mis hijos no pudieron despedirse de sus abuelos, con quienes compartían a diario. Su dolor al saber que ya no estaban en Venezuela fue indescriptible y las secuelas fueron muy duras por muchos meses. Mis hijos vieron la cruel forma en que se llevaron a su papá y los dejaron solos en la calle. Eso es simplemente un acto total y absolutamente inhumano. Explicarles el motivo por el cual se llevaron a su padre es cruel y doloroso, tanto para ellos como para mí. Nosotros criamos y formamos a nuestros hijos solo con la verdad por lo tanto mentirles y
ocultarles lo que ellos mismos vivieron no era una opción. En sus cabecitas se quedó la idea de que Venezuela no era un país seguro para sus abuelos y por eso se fueron. Me preguntó qué pasará ahora por sus pensamientos al ver cómo pasan los días y los meses y su papá aún no regresa a casa.
Rafael es hijo único y es huérfano de padre. Su mamá está delicada de salud. Si nuestro dolor y sufrimiento es agonizante, no me puedo imaginar la magnitud del sufrimiento de una madre
al saber que su único hijo está pasando por esta situación tan injusta y cruel. Sé que Rafael no es único que se encuentra en esta situación. Y también entiendo el dolor y el sufrimiento por el cual están pasando las personas que al igual que yo, están luchando por la libertad de sus seres queridos. No podemos perder la esperanza de la libertad que nos pertenece. La dignidad humana se respeta, no se negocia.
Mariana González de Tudares,
venezolana, esposa y madre.