Tener una emergencia médica en Venezuela es un calvario. Los altos precios de los seguros médicos y la falta de especialistas en la salud pública condenan a los pacientes a un sufrimiento que podría tener un desenlance fatal. La Prensa de Lara acudió al Hospital Central Antonio María Pineda de Barquisitemeto para constatar su funcionamiento en plena crisis.
Prensa de Lara | Guiomar López
El gremio médico confirma que el 70% de déficit de especialistas en este centro asistencial condena a los enfermos a más tiempo de espera y limitadas evaluaciones de profesionales de la salud.
«Sólo le aplican calmantes y dicen que esperemos, ¡será un paro respiratorio!», grita Maritza Gil, quien —hasta el pasado jueves— llevaba cinco días con su hijo recluido por un accidente de tránsito en emergencia y no le habían suministrado tratamiento para bajar la fiebre, evitando que volviera a convulsionar. Enderson Barrios Gil es funcionario policial y fue embestido por una camioneta en el barrio El Tostao y el conductor se dio a la fuga. Los familiares se preocupan porque también sufrió varias fracturas en sus piernas y se encuentra prácticamente inconsciente.
Una situación similar atravesaba Luis Rojas, quien trajo a su hija María, de 35 años, con un dolor por peritonitis. Fue referida de otro centro asistencial, transcurrieron tres horas de su ingreso a emergencia y no tenían el anuncio de pasarla a quirófano.
Desde la raíz
El gremio médico confirma que el principal centro asistencial de la región atraviesa por un déficit de 70 % de especialistas. Según René Rivas, presidente de Colegio de Médicos, la emergencia debería contar con los especialistas y su principal garantía son los residentes, por el carácter de hospital universitario. «Se nos ha ido personal calificado», lamenta del área de emergencia que debería contar con tres especialistas junto a nueve residentes por cada guardia, considerando el promedio diario de 65 a 110 pacientes y en ocasiones extremas alcanza los 300 pacientes.
También resaltó la falta de operatividad de la red ambulatoria y falta de orientación de la población. La gente pretende que cualquier dolencia sea atendida por la emergencia de este hospital tipo IV. Además que no funcionan los servicios de tomografía, radiología y laboratorio para exámenes sencillos.
Según Ruy Medina, exdirector del hospital, los pacientes son atendidos con limitaciones en urología, gastroenterología, ginecología y obstetricia, traumatología, donde los insumos son insuficientes y lo mismo sucede en odontología, por tratarse de implementos importados.
Sólo quedan dos cardiólogos y oncología está prácticamente paralizado, sólo consultas. El gremio admite que hay retrasos en procesar las biopsias y citologías, porque nada más cuentan con un patólogo forense. En hematología sólo una enfermera se encuentra a cargo. Siguen sin los dos neurólogos y neurocirugía está funcionando bien gracias a aportes privados.
Amenaza de más vacíos
La migración de especialistas se debió a la falta de salario digno y de condiciones de dotación en centros asistenciales. Ruy Medina, exdirector de salud, advierte el riesgo de mayor vacío ante la falta de concursos para posgrados de determinadas especialidades.
Menciona el servicio de dermatología que sólo cuenta con dos expertos y llegó a contar con seis residentes. No fueron a concurso de esta especialización y apenas se conservan dos residentes.
El problema se repite en oftalmología con dos especialistas, de los seis que prestaban servicios en esta área. Tampoco llamaron a concurso e impide contar con los seis residentes. Lamenta que se trate de un hecho que empiece a generalizarse.