Infancia sustituida: Niños venezolanos crecen forzados a contribuir con la carga familiar para combatir la pobreza

Redaccion El Tequeno

La necesidad frente a la pobreza extrema, donde la alimentación puede sacrificarse y apremia el tratamiento para una enfermedad crónica, son motivos para que algunos hijos estén forzados a contribuir con la carga familiar. El aporte lo hacen explotando algún talento creativo y en casos extremos, se someten a los riesgos de la venta informal en la calle.

Por LA PRENSA DE LARA

Cualquier aporte es valioso, incluso siendo bajos en montos porque priva la desesperación por contribuir al hogar y hasta dejar de sentirse una carga más, cuando se trata de casos de pobreza y sin miramientos en hurgar entre los juegos e inocencia infantil. Servir de apoyo a una madre preocupada no tiene precio ni se detienen en sacrificios, con tal de bajar esa presión familiar.

Se quedan cortos en edades y aún forzados por grandes obstáculos sociales por los que han tenido que atravesar, crecen como un ejemplo de superación dando paso a responsabilidades de las que nunca se habían imaginado. Dejar a un lado el control de sus juegos, para comenzar a manejar las necesidades de su hogar.

Infancia sustituida

Breiler Josué Sarcos Perea es un niño tachirense, que con tan sólo 11 años tuvo la obligación de salir a cantar en las calles de San Cristóbal para ayudar a su madre Belkys Perea, quien lucha sola con sus tres hijos. Él, desde hace cuatro meses se para en el semáforo ubicado frente al supermercado Baratta de la avenida Ferrero Tamayo de San Cristóbal, para mostrar su talento como cantante de rancheras. Siempre le ha gustado la música y unos CD’s que tenía su mamá guardados fueron los detonantes del amor por este arte.

Desde hace un año decidió cantar públicamente y así ser una fuente de ingreso con la que ha tenido éxito. Breiler cuenta que las personas han sido muy receptivas con él y diariamente recoge desde 30 hasta 50 mil pesos destinados para la comida, porque no es suficiente el sueldo de su madre trabajando como empleada doméstica. Aunque quisiera gastarlo todo en lo que él desea, sabe que tiene responsabilidades y aparta un monto para el hogar y el resto lo dispone en artículos personales o útiles de estudio.

Cursa segundo año de bachillerato y además de ser cantante, este niño forma parte de la Banda Aurinegra de la hinchada del club de fútbol Deportivo Táchira. Planifica cada hora del día y sólo puede ir a cantar de 4 a 7 de la noche, dejando a su madre temerosa y rezando para que nada malo le pase.

Padres al tanto

Muchos de estos niños emprendedores han logrado el éxito gracias al apoyo de sus padres. Tal es el caso de Luisanyera Daniela Medina Vergel y Paula Victoria Roa Buitrago, quienes a pesar de que sus expresiones artísticas son de dos mundos diferentes, las une una misma acción: padres y madres comprometidos en el desarrollo de sus hijos.

Luisanyera Medina, con ocho años, ya es una de las grandes promesas tachirenses, pues desde que tenía tan sólo dos años se le comenzó a notar su amor por la música. Gracias al apoyo de sus familiares, la niña se ha presentado en conciertos cautivando por su talento. Además de tocar cuatro y piano, forma parte de un coro infantil y tiene como meta ser una gran artista para seguir ayudando a sus padres, porque también apoya a sus padres en un negocio familiar.

Su madre Yeraldín Vergel, asegura que ella sola tuvo la intención de aprender a cantar y tocar instrumentos. La inscribió en varias escuelas de música en la localidad del municipio Guásimos, donde reside. Afirma que Luisanyera es una niña muy aplicada debido a que desarrolla tanto sus actividades artísticas, como escolares de forma espontánea y con muchas ganas de salir adelante.

Al hablar de Paula Roa, con sólo 11 años, ya cuenta con su propia tienda de repostería online. Su madre, Karin Buitrago es repostera de profesión y apreció que a los seis años comenzó a preparar panquecas y poco a poco fue elaborando otros postres de mayor dificultad, hasta llegar a las recetas que hoy en día vende a través de Instagram, donde reinan las tartaletas y galletas de vainilla.

Paula desde pequeña ha sido una niña emprendedora. Además de ser repostera, aprendió a coser y a realizar pulseras y accesorios para tapabocas. Su mamá admite que su hija se cubre los gastos personales y demuestra una personalidad independiente en todo momento.

Gracias a su trabajo, esta pequeña niña ya es toda una empresaria y aunque en ocasiones muestra su deseo de estudiar otra carrera profesional como Contaduría Pública, sigue aspirando ser una gran maestra en el mundo de la gastronomía.

Estos testimonios y los de muchos otros niños tachirenses, demuestran que nunca es demasiado temprano para triunfar. Los niños pueden comenzar a explorar a hacer cosas nuevas que les permita hacer realidad todos sus sueños y alcanzar sus metas, sin dejar a un lado la inocencia que los caracteriza.

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