La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) inicia hoy su Cumbre de Washington con un objetivo geopolítico definido: ratificar su respaldo militar a Ucrania frente a Rusia y explicitar que la alianza militar integrada por Europa y Estados Unidos no permitirá que China profundice su influencia global.
La OTAN –una alianza militar de 32 países– considera que Rusia, China, Irán y Corea del Norte instauraron un eje estratégico para imponer una mirada ideológica del mundo que contrasta con los valores democráticos que defiende Estados Unidos y Europa.
En este contexto, la Cumbre de la OTAN fijó una agenda de trabajo que incluye un debate a fondo sobre el actual tablero internacional, la situación de la guerra que libra Ucrania contra Rusia, y el peso geopolítico que ya tiene la zona Indo-Pacífico frente a las pretensiones económicas y comerciales que exhiben China, Corea del Norte e Irán.
Las sesiones de la OTAN en Washington serán lideradas por Joe Biden, que cree en esta coalición multilateral como herramienta básica para derrotar a Vladimir Putin y contener la ofensiva de Xi Jinping y sus camaradas de ruta.
“Ucrania puede y detendrá a Putin. La guerra terminará y Ucrania seguirá siendo un país libre e independiente. Rusia no ganará”, sostuvo Biden durante la ceremonia oficial que rindió tributo a la creación de la OTAN en 1949.
La OTAN apoya sin fisuras políticas a Ucrania, pero se mueve con estricta cautela diplomática para evitar que la guerra contra Rusia se transforme en un conflicto mundial.
Desde esta posición, la alianza continental aprobará un paquete de ayuda militar por 40.000 millones de dólares, enviará baterías antiaéreas a Kiev y postergará sine diela incorporación de Ucrania como socia plena de la OTAN.
El artículo 5 del estatuto de la OTAN sostiene que la agresión a un estado-miembro puede implicar la reacción armada del resto de los socios de la coalición militar. Entonces, si Ucrania es socia, la OTAN en bloque debería enfrentar a Rusia, y el Kremlin, ante ese dilema de seguridad, pediría la inmediata asistencia de China, Corea del Norte e Irán.
En este posible escenario, la guerra en el Cáucaso derivaría en un conflicto global, una instancia que Estados Unidos y Europa ya optaron por rechazar. Es decir: Ucrania sólo será socia de la OTAN cuando termine su conflicto armado con Rusia.
Sin embargo,para evitar malas interpretaciones en Moscú y Beijing, el comuniqué final de la Cumbre explicitará que el ingreso de Ucrania a la OTAN es irreversible.
En las próximas 48 horas, el staff de Biden y los asesores de Zelensky negociarán los términos exactos –wording– que permitirá entender a nivel global que detrás de Ucrania se encuentran los 32 socios de la alianza militar.
Además del respaldo de Ucrania, la Cumbre se hizo un espacio de reflexión -próximo jueves- para analizar la compleja situación en la zona Indo-Pacífico causada por la presión económica y militar que están ejerciendo China, Rusia, Irán y Corea del Norte.
La región del Indo-Pacífico abarca desde Asia-Pacífico hasta Oriente Medio y África a través del océano Índico, y constituye un núcleo económico clave. Xi JInping y Putin pretenden ocupar ese espacio geopolítico y la OTAN quiere utilizar su peso militar y logístico para contener las ambiciones autoritarias de Beijing y Moscú.
Desde esta perspectiva, la OTAN invitó a Australia, Japón, Corea del Sur y Nueva Zelanda (IP4) a la cumbre en DC. No es la primera vez que el IP4 participa de una Cumbre de la OTAN, ya lo hizo en Madrid (2022) y en Vilnius (2023), y el objetivo fue siempre el mismo: contener a China y a sus eventuales aliados.
Sin embargo, en esta oportunidad, la situación histórica es diferente. Xi apoya a Rusia en su guerra contra Ucrania, y además avanza sobre los mares de China Meridional y Oriental y el Estrecho de Taiwan para ocupar espacios geopolíticos que están por afuera de su área de influencia.
En esta coyuntura histórica, dos coaliciones antagónicas ocupan el tablero internacional. La OTAN, que hoy empieza a deliberar en Washington para fijar una agenda largo plazo, y la entente que alinea a China, Rusia, Irán y Corea del Norte. Se trata de un choque de civilizaciones.