Las goteras del techo que caen en el piso de los salones son cada vez más evidentes en las escuelas y los liceos, mientras que las grietas de las paredes se pueden ver al sólo entrar. A eso se le suma la falta de pintura y mantenimiento general. En Lara, según el Colegio de Profesores, el 85% de las 2055 instituciones educativas públicas presentan fallas de infraestructura.
María B. Jordán | La Prensa de Lara
Como una imagen vale más que mil palabras; el liceo Aura Linares, ubicado al oeste de Barquisimeto, presenta grave deterioro en su edificación porque cuando llueve no sólo se moja, sino que las aulas se inundan. «Con la pandemia todo se agravó, tiene unas condiciones pésimas», dijo Eglis Ramírez, directivo del Sindicato Venezolano de Maestros del estado Lara (Sinvemal). Además se puede ver cómo las raíces de un árbol en el patio están dañando y levantando el piso.
El liceo Zarina de Asuaje, al oeste de Barquisimeto, tiene una matrícula con 912 estudiantes, quienes se han incorporado de manera progresiva, pero no los atienden a todos los mismos días, sino que los dividen por grados, tomando en cuenta que no todos los salones tienen mesas y sillas, y que también cuando llueve presenta goteras. A pesar de esto, las clases no se han paralizado.
«Por eso nosotros hemos dicho que no hay condiciones para dar clases, no es que los maestros no lo quieran hacer», dijo Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores en Lara. Agregó que se presenta un 85% de deterioro y eso es notable.
En un estudio realizado por la red de observadores de la organización no gubernamental Con la Escuela, los principales problemas que han contabilizado en las instituciones educativas son el acceso al agua potable y demás servicios públicos, equipamiento de material pedagógico, además de infraestructura y planta física en mal estado. En Barquisimeto, ese grave deterioro se puede notar considerablemente en las escuelas y liceos visitados por LA PRENSA.
Cuando se habla de la escuela Luis Beltrán Prieto Figueroa, al oeste, es la misma realidad; atienden una matrícula de 300 estudiantes y cuando llueve los tienen que despachar, pues se mojan más adentro que afuera. En el caso del resto de la infraestructura da dolor, pues la cerca perimetral se está desplomando y no cuentan con servicio de agua por tubería. «Nos preocupa que los estudiantes reciben clases en dos salones de adobe», dijo Gregorys Rico, directora de la institución.
Gladys Chacón, coordinadora del Observatorio de Educación de FundaRedes, criticó el llamado a clases presenciales este año, tomando en cuenta que se trata de una irresponsabilidad porque los ambientes no son adecuados para que docentes y estudiantes estén en un aula.
Otra de las fallas que se unen es el monte y maleza que hay en los espacios, esto producido por la falta de mantenimiento. Los mismos maestros y representantes han optado por hacerle una limpieza, como el caso de la escuela Juan José Landaeta, al oeste de Barquisimeto.
En cuanto a la escuela Niños Libertadores, también al oeste, son 254 estudiantes que hacen vida en medio de ambientes deplorables; la cerca perimetral cada día se socava lo que puede causar un desplome y aún están esperando una inspección. Docentes de la institución cuentan que dan clases de lunes a jueves por los mismos problemas, además que no tienen agua por tubería porque no hay ni siquiera una grifería en los baños ni bebederos.
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