Hace un par de días mi profesor José María De Viana me hizo llegar un material sobre cómo Japón ha lidiado con los deslizamientos de tierra. Resulta que ese país por su geografía, clima y geología tiene una larga historia de desastres cuyos registros datan de centenares de años atrás y han logrado a través de la ciencia mitigar y en otros casos restringir los deslizamientos de tierra de manera muy efectiva.
Una de las razones por las que el profesor ha hecho hincapié en el caso de Japón es debido a que, tras un deslizamiento ocurrido en la cuenca del río Limón en la década de los 80 se recibió apoyo de la cooperación japonesa y se logró investigar, entender y avanzar en un plan para evitar que esto repitiera en el estado Aragua o en otras latitudes de nuestro país en donde estos fenómenos tienen alta probabilidad de ocurrencia. Sin embargo, estos años de un autoritarismo que desprecia el conocimiento, que tiene por prioridad la corrupción y no la prevención de desastres y que su horizonte de planificación sólo gira en torno a cómo mantener el poder, han traído como consecuencia que no tengamos capacidad para prevenir ni atender estos fenómenos naturales.
Lo cierto es que esta tragedia se pudo prevenir y debemos re-aprender de las lecciones de Japón para evitar que un escenario similar se repita en el futuro, para lograrlo son varios pasos los que tenemos que dar. Lo primero es involucrar a la academia e incentivar organizaciones de expertos que puedan ayudar aportar conocimiento. Lo segundo es generar investigación en este tema que incluya la recolección y revisión de todos los datos existentes, la investigación topográfica, la investigación en campo, la investigación de temas como las aguas subterráneas, las superficies y sus deformaciones, las estructuras geológicas y en base a esta información utilizar sistemas de información geográficos entre otras herramientas para generar modelos y formas de monitoreo que nos permitan predecir estos fenómenos.
Lo siguiente, es aprender cómo Japón ha desarrollado y puesto en acción un marco legal para la prevención y el control de los deslizamientos. Esta legislación clasifica las medidas de mitigación en dos grandes categorías, la primera con medidas “duras” que implican la construcción de infraestructura, la segunda medidas “suaves” que son restricciones para la construcción en ciertas tierras y la provisión de alarmas tempranas ante posibles emergencias. Además las estrategias para las medidas “duras” están bien definidas y pasan por el drenaje de las superficies, el control de las aguas subterráneas, remover tierra, la construcción de infraestructura en los ríos, rellenos, estructuras de contención como muros, anclas, entre otros.
Pero la lección más importante es recordar que esto se pudo prevenir, algunos efectos de la naturaleza se pueden predecir o mitigar para salvar vidas y la democracia y el buen gobierno son la clave para lograrlo. Sólo con instituciones de calidad podremos aplicar estos aprendizajes y evitar el sufrimiento que hoy vemos en Las Tejerías.