José Daniel Ferrer, líder opositor cubano excarcelado: «Siento vergüenza ajena por el acuerdo de Biden y El Vaticano que me ha liberado»

Redaccion El Tequeno

José Daniel Ferrer, emblemático líder de la disidencia cubana, está decidido a continuar la lucha por la libertad y la democracia para Cuba. Transcurridos tres años y medio de prisión, ha abandonado la cárcel, casi a la fuerza, en cumplimiento de los acuerdos entre la revolución cubana y el Vaticano, en paralelo al minideshielo promovido por la administración saliente de Estados Unidos. EL MUNDO ha conversado con el Ferrer inquebrantable, que se negó a firmar la libertad condicional porque es inocente de los cargos que le imputan.

Por EL MUNDO DE ESPAÑA

Apresado cuando se sumaba a la rebelión popular del 11 de julio de 2021, Ferrer revivió para este periódico las dos palizas brutales recibidas en prisión, así como los ataques físicos y psicológicos.

«Si el régimen no me ha eliminado como a Osvaldo Payá es gracias a los eurodiputados solidarios y a la buena prensa del mundo libre», reiteró a quien se le considera la versión cubana de Alexei Navalni, el líder opositor ruso asesinado en prisión.

«Desde el punto de vista humanitario me alegra, no tanto por mí, que los presos políticos salgan de esta situación tan difícil, pero exijo la liberación de todos. Pero a la vez siento vergüenza ajena por este acuerdo, por la forma en que la administración de Biden y el Vaticano lo han manejado. Por los términos del comunicado publicado por el régimen pareciera que les acaban de derrotar en tres rounds, como que por casualidad decidieran regalarle la libertad a los 553 presos. Si Biden y el Vaticano no desmienten esto le seguirían el juego a un matón parecido a Pablo Escobar, que hace lo que quiere, aliado de Nicolás Maduro y Vladimir Putin. Se jactan de que tanto Washington como el Papa ha hecho su voluntad. Les han faltado al respeto», enfatizó Ferrer, líder de la Unión Patriótica y figura clave del Consejo para la Transición Democrática en Cuba.

Ferrer aseguró a EL MUNDO que se negó a aceptar las ofertas del destierro que el gobierno mantuvo durante meses para deshacerse de él. Y que piensa seguir en la lucha «hasta recuperar la libertad, la democracia y los derechos humanos, y nuestro pueblo deje de sufrir la miseria y la pobreza de un régimen que ya ha superado las seis décadas».

La lucha continúa. «Hace 30 años leí en una revista que estaba prohibida en Cuba que Nikita Kruschev contestó a un periodista internacional que ‘nosotros, los soviets, nunca somos de fiar’», bromeó el dirigente opositor cubano, quien aseguró a EL MUNDO que los militares que no están en la cúpula, incluidos los mayores, sufren la misma escasez y mala vida que sus conciudadanos.

Ferrer ha cumplido su tercera estancia en prisión, un total de 12 años. El disidente ya fue uno de los presos favoritos de Fidel Castro, quien lo encerró en 2003, junto a 74 opositores, en la llamada Primavera Negra. Condenado a muerte en primera instancia, el líder del movimiento más popular de la oposición cubana, permaneció entonces ocho años en prisión.

Desde 2018 ha entrado y salido de la cárcel, además de protagonizar huelgas de hambre y protestas. Desde julio de 2021 estuvo encarcelado en la prisión de Mar Verde, en Santiago de Cuba. Y pese a los malos tratos y al desgaste emocional, el luchador Ferrer todavía tuvo tiempo para bromear con EL MUNDO sobre otra de las «torturas» vividas durante meses: la televisión del gobierno.

La primera noticia de su liberación le llegó a las 10:30 horas de este jueves, «cuando un mayor de la contrainteligencia me comunicó que un equipo de dos jueces y 10 militares me quería ver para detallarme las condiciones de la libertad condicional decidida por el gobierno. No las acepté. He estado 12 años en el peor aislamiento, con hambre, con golpes, con infecciones. No estaba dispuesto a acatar las nuevas órdenes», aseguró Ferrer a EL MUNDO.

En ese momento se desarrolló una escena con la que el cineasta Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío habrían igualado el gran sarcasmo de Guantanamera.

«No acepto esas condiciones, échenme 30 años de sanción más, así es como trabaja la tiranía. Ahórrenme tiempo, me dejan en este campo de concentración», relató Ferrer, mientras el tribunal militar a duras penas expresaba que así es la «democracia constitucional» del régimen.

El teniente coronel presente agarró por la cintura al preso político, sin violencia, y acompañó a Ferrer hasta la puerta del penal, donde permanecían desde horas antes su mujer, Nelva Ortega, y sus hijos. «Yo quise regresarme, pero me lo prohibieron. ¡Me botaron del penal!», concluyó Ferrer a EL MUNDO.

El relato de las agresiones y los malos tratos recibidos en prisión ya forman parte de las denuncias de las organizaciones de derechos humanos. «Estoy completamente seguro de que fui drogado con la comida. Sufría dolores de cabeza muy intensos, tenía alucinaciones, sentía como si las paredes de la celda me aplastaran. Y el dolor de los oídos, como si se juntaran varios grillos para orquestar una sinfonía y no de Beethoven precisamente. Incluso militares sufrieron síntomas parecidos (como los famosos ataques sónicos contra los diplomáticos de EEUU). Gracias a las denuncias internacionales dejé de sufrir todo esto. Tengo una gran gratitud por el Parlamento Europeo y por los periodistas libres», explicó el dirigente democrático, que tuvo palabras de solidaridad y apoyo para la lucha que se libra en Venezuela por recuperar la libertad.

«He sacrificado mi vida y a mi familia, a la que amo profundamente, para luchar por mi pueblo. Jamás abandonaré la lucha», concluyó.

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