Juan Guaidó cumple esta semana tres años al frente de la presidencia encargada de Venezuela en medio de la nueva “guerra fría” que devuelve al país al tablero estratégico global. Las amenazas rusas llegan precisamente tras dos victorias para el opositor: contra el chavismo en Barinas, cuna de la revolución, y frente a sus enemigos internos tras ratificarse la continuidad al frente del gobierno interino.
Siempre en el ojo del huracán, el líder opositor, de 38 años de edad, detalla a La Nación cómo es la pelea contra un régimen todopoderoso afianzado en el poder de los militares y con el apoyo irrestricto de los bad guys, como bautizó Anne Applebaurn a las autocracias mundiales.
—Moscú ha respondido al llamado mundial de la presidencia encargada ante lo que considera es una amenaza de intervención. ¿Teme que Nicolás Maduro sea capaz de aceptar el envite ruso para desplegar tropas en Venezuela y reforzar así su poder militar?
—De aceptarlo, sería la evidencia de cómo regímenes totalitarios ponen en riesgo la paz y la seguridad del hemisferio al ser tutelados por regímenes como Rusia. Nuestra crisis se soluciona con elecciones libres, no azuzando los tambores de la guerra.
—Paradójicamente Rusia también apoya las negociaciones en México entre gobierno y oposición, como buena parte de la comunidad internacional.
—Nuestra invitación es a que Rusia abandone la vía guerrerista y su actitud imperial, y coopere con nosotros para retomar la negociación en México. Un acuerdo político integral surgido de este mecanismo, y respaldado por la Federación Rusa, es la mejor oportunidad que tenemos para superar nuestra tragedia, recuperar la democracia y devolverle el bienestar a nuestro pueblo.
—¿Hay algún avance para regresar a México?
-Estamos en una especie de congelación stand-by. Nuestra expectativa es retomar las negociaciones por el bien de los venezolanos.
—Mientras tanto los bad guys regionales avanzan: la semana pasada estuvieron de fiesta en Managua durante la “autocoronación” de Daniel Ortega. Applebaum asegura que están ganando. ¿Son invencibles?
—Como dije en la Cumbre de la Democracia, los good guys somos más, pero hay que pasar a la acción, no podemos quedarnos en declaraciones y tenemos que mejorar los mecanismos de presión a las dictaduras y no solamente con sanciones. Hay que rechazar abiertamente a los dictadores y hay que fortalecer el frente de lucha, la primera línea de rescate a la democracia y buscar mecanismos para defenderlos. En este momento el dilema mundial, aunque lo quieren encasillar ahí, no es izquierda o derecha, sino que se aproxima a un tema de democracia versus dictadura o autoritarismos.
—En los últimos dibujos animados de Superbigote, el superhéroe bolivariano lucha contra el Imperio y contra usted para conseguir vacunas contra el Covid. Pareciera que Maduro ya se está lanzando al 2024 y también sustituyendo a Hugo Chávez como objeto de culto.
—Eso es Maduro, una caricatura lamentable de dictador sin pueblo, que ni siquiera controla su territorio, sin respaldo internacional, señalado por delitos de lesa humanidad. Lo más lamentable es que usan recursos para adoctrinar sobre todo a niños, usan propaganda del Estado para torcer la realidad. Lo primero que muere en una dictadura es la verdad y por esa propaganda lo primero que hay que hacer es contrarrestarla.
—¿Cómo puede incidir el histórico triunfo opositor en Barinas en el desafío contra Maduro?
—Es una victoria importantísima que va a marcar la pauta de este año. Por primera vez en 22 años se derrota a los Chávez y a la dictadura en Barinas. Y no solo una vez, sino dos veces. Y sin condiciones (electorales), con una desventaja y una vulnerabilidad enorme de la población de Barinas y de los venezolanos en general. Sin duda fue una demostración de un liderazgo organizado consciente de su vulnerabilidad y de una ciudadanía realmente hastiada de la dictadura. Es muy importante para mantener el espíritu de lucha, la mayoría del pueblo quiere cambio. Lo sucedido nos ratifica en varias cosas. Primero, que no hay condiciones en Venezuela, ya que se tuvo que ganar dos veces para que la dictadura reconociera. Y segundo hablamos también de un punto de quiebre, porque los militares no incidieron de manera negativa en el nuevo proceso. Es algo que puede tener que ver con la Corte Penal Internacional y con la abrumadora mayoría que se manifestó.
—Muy pocas veces como ahora han sido palpables las diferencias internas en el chavismo…
—El quiebre en el PSUV es algo que se palpa, un quiebre relativo porque sabemos que controlan las fuerzas armadas, controlan el aparato económico del país y incluso el paraestado que ha fundado la dictadura con la extracción del oro y el contrabando. El quiebre dentro de la revolución es fundamental para consolidar una transición. La lucha interna en el chavismo ya existía, la diferencia es que ahora es pública.
—¿Cuál es su balance tras este proceso electoral?
—Decir que unas elecciones son la solución política es una media verdad: una elección puede ser una solución al conflicto en Venezuela si llega por una disputa por el poder, si es para derrotar a Maduro. Por eso estamos insistiendo en un acuerdo en México. Hoy tenemos la posibilidad de un evento plebiscitario para salir de Maduro y de una elección presidencial adelantada.
—Aquella votación favorable provocó el enfado mayúsculo de Maduro, quien ha vuelto a exigir cárcel para usted. Con 244 presos políticos, ¿qué impide al régimen detenerlo?
—Lo mismo que lo ha impedido estos últimos años: nuestro respaldo popular, el poco respaldo que tiene entre la gente, el reconocimiento internacional y la misma ratificación política por unanimidad. Pero el riesgo siempre está presente. Ellos han actuado contra mi familia, contra mi equipo de trabajo. Es un riesgo latente.
—¿Va a encabezar Guaidó el proceso revocatorio contra Maduro que plantean algunos opositores?
—Hay que diferenciar la activación del revocatorio de la posibilidad de una elección para salir de Maduro, que es la que necesitamos para que se exprese el pueblo venezolano como en Barinas. Además Maduro va a intentar bloquearlo. Vamos a liderar la salida de Maduro por vía electoral en este 2022 sin circunscribirlo a una sola posibilidad, porque tenemos muchas: las presidenciales adelantadas y el mecanismo plebiscitario para salir del dictador.
—¿Mantiene su postura de no participar en unas presidenciales?
—Para mí la prioridad no es saber quién va a ser el candidato, sino lograr la elección presidencial donde estoy seguro que vamos a derrotar a la dictadura.
—¿Siente la misma desesperanza que se respira entre los venezolanos de dentro y de fuera del país?
—En mi caso, no. No lo llamo desesperanza, en todo caso frustración. Estamos esperando el cambio político en Venezuela no sólo hace tres años, sino desde hace mucho. En algunos momentos lo hemos sentido muy cercano. Pero somos mayoría y tenemos alternativas para salir de la dictadura, que es débil, como ha demostrado Barinas.
—Tres años y siempre en el ojo del huracán, ¿ha valido la pena?
—Sin duda. El sacrificio y el riesgo son enormes, mi familia lo ha sufrido en carne propia. Estar en el ojo del huracán es complejo, porque desde el ojo del huracán ves la destrucción que hay alrededor. Y la lucha por la libertad siempre vale la pena. Y seguiremos hasta que la recuperemos.